Queridos Reyes Magos: Quiero decirles que me porté muy bien. Durante todo el año escribí mi columna sin faltar ningún día, casi nunca la mandé tarde, mis editores me felicitaron como tres veces y mi familia leyó "con gusto" cada una de mis colaboraciones sin que nadie dijera que no les habían gustado, incluyendo a mis dos niños de tres años.
Teniendo en cuenta mi buena conducta, me animo a hacerles una lista de pedidos un tanto larga con la esperanza de que me puedan complacer con algunos de esos deseos, aunque no tienen que ser necesariamente todos a la vez. Se pueden ir turnando, no hay problema.
A ti Melchor, te pido que México gane la Copa América 2015 para poder ver al "Piojo" Herrera desencajado al gritar los goles y para que siga enseñándonos las maravillas de Chiapas. Por favor, te pido que hagas todo lo posible para que ningún delantero chileno, colombiano, argentino, brasileño o uruguayo se tire un clavado faltando tres minutos y el árbitro cobre penal. Querido reicito, o mi rey, como prefieras, quiero que le traigas al "Chicharito" un reloj de oro para que, por lo menos así, pueda tener más minutos en 2015.
A mi querido Gaspar le solicito, "de la manera más atenta" y "de acuerdo a derecho", que "coadyuve" para que Manuel Neuer sea el Balón de Oro 2014 como un homenaje a los jugadores normales, no a los superhéroes que baten récords cada semana. Aunque puedan tener méritos propios, los niños Cristiano y Lionel tienen muchos balones de esos en sus casas.
Aprovecho tu generosidad, ¡oh rey mío!, intercede para que José Mourinho le baje a sus desplantes, para que Arsene Wenger sonría de vez en cuando, y para que Luis Enrique ponga una misma alineación del Barsa dos partidos seguidos (y si no es mucho pedir, que le pasen más balones a Luis Suárez y se dejen de tanto tiqui taca que duerme hasta a los rivales).
Para ti, Baltasar, he reservado otros pedidos. Primero que nada me gustaría que trajeras más transparencia a la FIFA y que, milagro mediante, evites una nueva reelección de Blatter. Igualmente, has todo lo posible para frenar el casi monopolio de la Europa Occidental que tiene los mejores equipos, a los jugadores más brillantes y al dinero que compra todo (inclusive árbitros, partidos y hasta Mundiales).
Me atrevo a solicitarte que de una vez alejes la violencia de los estadios y, ya que estás, también de nuestras vidas.
Amados Reyes, perdón por esta larga lista. Podría seguir agregando pedidos (como que San Marino gane algún día su primer partido) impulsado por mi instinto de hijo único. Pero, solo quiero un último regalo, que se lo pido a los tres, al fin son magos: que los fanáticos mexicanos dejen de gritar "puuuuuuuutooooo" y unan sus voces para clamar "juuuuuuuuuuusticiaaaaaa". Si el futbol es pueblo, que el pueblo también se dignifique.
Gracias, queridos Reyes.
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