Pecados mortales

Fernando Von Rossum
en CANCHA


Amables aficionados: por más años que se tengan cubriendo la NFL siempre aparece algo nuevo, y lo sucedido el domingo en Seattle definitivamente merece ese apelativo.

Preguntémonos, ¿cómo es posible que un mariscal de campo, Russell Wilson, tenga el peor día de su carrera, incluyendo preparatoria y universidad, y su equipo termine ganando el partido?, ¿cómo un equipo que disputa el

campeonato puede desperdiciar una ventaja de 12 puntos faltando 5 minutos para la conclusión del encuentro?, ¿Cómo, además, una defensiva que permitió el primer primero y diez de su oponente hasta la mitad del segundo cuarto, no pudo impedir un extra de dos puntos con un pase desesperado que tardó eternidades en llegar al receptor?, ¿por qué no fueron por la anotación de 6 estando a media yarda de la meta?, ¿cómo mandan a un ala cerrada bloqueador, no receptor, entre los que recibirían la patada corta y cuya pifia permitió eventualmente el desenlace final? Y finalmente, ¿cómo se les ocurre mandar la defensiva de "cobertura cero" con los dos profundos pegados a la línea de golpeo dejando a los esquineros sin apoyo?, lo cual derivó en el pase del triunfo.

La respuesta es sencilla pero incomprensible. Un entrenador en jefe, Mike McCarthy, que jugó muy conservador cuando Green Bay tuvo las oportunidades de dar la puntilla y que además tuvo un pésimo manejo del reloj al final. Se confió, olvidando que los partidos duran 60 minutos. Faltando 5 para terminar, el mariscal de Seattle llevaba 4 intercepciones y un índice de pasador de 7. Pero en los 6 minutos que restaron para la conclusión, hizo lo suficiente para sacarle a los Empacadores el juego. Aaron Rodgers lo resumió en pocas palabras, "lo regalamos".

En el otro lado, el factor histórico pesa sobre los Patriotas de Nueva Inglaterra. Llegan a su sexto Súper Tazón en 14 años, seis veces que el dúo Belichik-Brady llega al partido final. Después de ganar sus primeros 3, en el 2001, 2003, y 2004, y perder apretadamente ante los Gigantes en el 2007 y el 2011, ahora para ganar su cuarto y ser recordados al nivel de las dinastías de Pittsburgh y San Francisco, tendrán que ganar ante uno de los mejores conjuntos de los últimos años, y una defensiva que no han tenido enfrente en un buen tiempo. Será una tarea titánica, porque sería iluso pensar que jugará el Seattle de los primeros 55 minutos ante Green Bay. Por ahora, hacemos una pausa...

 
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