No recuerdo una gran Final en torneos cortos con una ventaja tan abrumadora como la que tiene Santos frente a los moribundos Gallos Blancos.
Hoy en Querétaro los laguneros saltarán a la cancha para concretar y hacer suyo el sueño que, al inicio del torneo, era de todos.
Ni el "Rey Midas", Vucetich; ni tampoco la singularidad de nuestra Liga que, constantemente nos asombra y sorprende, le quitará el título de campeón al que en los primeros 90 minutos dio cátedra de futbol y contundencia.
Santos levantará el trofeo de campeón dejando claro que la Liguilla es otro torneo, que para ganarla hay que saber cómo jugarla, que las diferencias desaparecen y entra en campo la presión, que pesa muchísimo y que el temor castiga.
El octavo de la tabla, que en esta ocasión fue dependiente de otros resultados para estar en la fiesta grande, no tenía a qué ni a quién temer. Ser eliminado sólo ratificaría lo que todos sabíamos: este Santos, que estaba debilitado en relación a la edición anterior, sólo sería un reflejo de lo irregular que fue en el torneo.
Sin la presión sobre su espalda, su atrevimiento se combinó con una gran actitud y la capacidad de un técnico tan polémico como motivador.
Sí, estoy escribiendo como si el partido ya hubiese terminado porque así lo veo. Esta Final terminó en Torreón y se hará oficial en el Estadio La Corregidora.
Así como debemos aplaudir y agradecer a Santos por su gran espectáculo que dio en la Liguilla, también hay que destacar lo hecho por los Gallos Blancos.
Con jugadores no deseados por otros equipos, con la inestabilidad que causan los malos resultados y el despido de un técnico, el Querétaro fue más allá que los que se armaron hasta los dientes para estar en esta instancia.
Debo hacer una mención especial a Víctor Manuel Vucetich, quien agarró moribundo a Gallos, mandó a banca al ídolo Ronaldinho haciendo que su equipo funcionara como tal, lo llevó al sexto lugar de la tabla general y a una Final que pocos imaginábamos.
Para que esta columna se convierta en una historia mal contada, en una adaptación de bajo nivel o en el "oso" de la semana, el Querétaro debería hacer lo que ningún equipo ha hecho en la historia del futbol mexicano.
En serio les digo, pese a que me vería extremadamente mal, como el portero Melitón Hernández en la última jornada, después de todo lo que escribí me daría un enorme gusto que eso pasara por la admiración que le tengo a Vucetich y sobre todo, por lo que tendrían que hacer los Gallos para lograr semejante milagro.
No creo que lo logren.
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