CALIFICACIÓN 5.0 Armando Villarreal nunca supo qué partido iba a conducir ni mucho menos se preparó para él.
El estadounidense mostró un criterio muy precario para sancionar las faltas y usar las debidas tarjetas.
No amonestó al jugador que empujó a Javier Hernández, cuando se fracturó la clavícula, así como a Oribe Peralta, que golpeó con el codo a un adversario.
El árbitro culminó su pésimo trabajo al minuto 76, cuando Johnny Palacios cometió penal sobre Jesús Manuel Corona, al hacerle una zancadilla.
En otra jugada, sólo amonestó al hondureño Jorge Claros, que le dio un pisotón a José Juan Vázquez, cuando era roja. Ese es el tipo de arbitraje que se avecina en la futura Copa Oro.
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