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La Dominguera
San Cadilla | 13-09-2015
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El Quijote del futbol
 
De gran sabiduría en el diálogo y presencia imponente, con experiencia de vida y de placeres proyectados en sus 1.86 metros de estatura, César Luis Menotti, al hablar y dirigir, siempre es un filósofo.

Sin barba ni armadura, es el Quijote del futbol, aunque de niño quiso ser Mosquetero.

"Me disfrazaría de D'Artagnan. Me disfracé de mosquetero con 8 años en unos carnavales de mi barrio", dijo el "Flaco" en enero, para un diario español.

Como futbolista fue destacado, pero como entrenador obtuvo el mayor reconocimiento. Sus logros sólo fueron el colofón de su particular visión de ver el juego y sus vivencias en equipos grandes son innumerables.

Sus frases en voz siempre son escuchadas, leídas y releídas por quienes admiran su ideología.

Llevó a la Selección de Argentina a coronarse por primera vez en la Copa del Mundo, en 1978, con un sistema de juego ofensivo y lúdico, pero sin dejar de lado las responsabilidades de marca de cada jugador.

Siempre empleó un discurso directo y simple para llegar a los jugadores y ver reflejados en la cancha los conceptos que quería transmitir.

"El futbol es simple. Nosotros lo complicamos", declaró para el Clarín, en 1980.

Cuentan que en la preparación para el Mundial Sub 20 de 1979, en el que brilló Diego Armando Maradona, Menotti les pedía a sus dirigidos en un entrenamiento que no sacaran centros en los tiros de esquina, sino que tocaran.

"¿Y para qué hacemos esto?", preguntaban sus dirigidos.

Era toda una rareza para la época que en todos los tiros de esquina se jugara al toque en vez de tirar el centro, así que los jugadores le plantearon la situación y el "Flaco" les respondió: "Bueno, vamos a hacer un ejercicio para que lo entiendan".

Puso a 11 atacantes en el área para cabecear y a sólo tres defensas. Les pidió que sacaran los tiros de esquina como ellos querían.

Así comenzó el recital de pelotazos y remates descompuestos o rechazados por el trío defensivo. Al ver que no se convertía un solo gol, el "Flaco" empezó a sacar defensas de a uno hasta dejar a los 11 atacantes solos para que anotaran. Pasada la media hora y al ver que no convertían ningún gol de cabeza, Menotti decidió parar el ejercicio y les dijo: "¿Ahora entienden porque jugamos al toque?"
 
En ese equipo jugaba también Ramón Angel Díaz, quien se proclamó campeón de goleo del torneo, mientras que Diego fue el Balón de Oro.

 
FILOSOFÍA
 
Desde sus inicios en la estrategia, Menotti priorizó siempre el futbol de ataque por encima de especular por el resultado. A pesar de reconocer que todos juegan para ganar, él se jactó de utilizar armas leales para conseguirlo.

Sus equipos pregonaron el futbol asociado, con futbolistas de buen pie en el medio campo y delanteros dotados técnicamente.

Su principal aporte táctico representó, paradójicamente, lo más criticado: sus defensas utilizaban la trampa del fuera de juego como sistema, lo que le llegó a provocar más de un dolor de cabeza, sin embargo, el "Flaco" se negó a ver su recurso como una trampa contra el enemigo.

"Siempre es mejor adelantarse y jugar al achique para recuperar la posesión del balón lo más adelante posible", decía.

Ese estilo fue innovador en 1973, cuando lo empleó por primera al frente del Huracán, al que condujo a lograr su primer título. De ahí nació la filosofía Menottista.

En su dibujo táctico, prefería utilizar cuatro defensas, un volante de contención y otros mediocampistas con soltura ofensiva para abastecer a los delanteros.

El estilo era siempre buscar llegar con talento, buen toque y dominio del balón a los terrenos del rival.

 
 
RIVALIDAD
 
La más marcada y conocida rivalidad la tuvo con Carlos Salvador Bilardo, su sucesor como seleccionador después del Mundial España 82. Tenía una estrategia que contravenía por completo la idea de Menotti.

"El futbol es tan generoso que evitó que Bilardo se dedicara a la medicina", dijo el "Flaco" sobre el "Doctor" Bilardo.

Sus enfrentamientos con él a través de los medios y sus críticas por la forma de jugar de la Selección fueron constantes e incluso polarizaron a la afición. Bilardo también fue campeón del mundo, en 1986.

 
 
EN MÉXICO
 
Menotti comenzó su gestión como seleccionador de México el 20 de noviembre de 1991 y a su llegada su objetivo era muy claro.

"Mi objetivo es armar un equipo protagonista y meterme dentro de los sentimientos de la gente de México, porque la única manera en la que uno puede dirigir a una Selección es entendiendo que se está estrechamente ligado a los sentimientos de un país", dijo al aterrizar en el DF.

De inmediato atrajo la atención mediática nacional y del mundo. Era su regreso como seleccionador después de probar fortuna en España, con el Barcelona.

Menotti sólo dirigió la parte previa de la eliminatoria rumbo al Mundial de Estados Unidos 94, pero su legado fue un cambio de pensamiento y una elevación del autoestima al futbolista mexicano.

"Sé que esto puede molestar a muchos, sobre todo a los nacionalistas, pero creo que la de Menotti fue un participación muy sustancial, fue un pincelazo determinante en el aspecto mental para el futbolista mexicano, él le dio un gran empujón al jugador mexicano en ese sentido", opinó Miguel Mejía Barón, su sucesor.

Bajo su mando saltaron a la fama jóvenes como Jorge Campos, Claudio Suárez y Ramón Ramírez.

Gracias al prestigio del "Flaco", México pudo jugar amistosos en Europa, ante rivales de primera línea.

"Con Menotti ya salíamos a jugar de tú a tú contra cualquier Selección y ya no había temor alguno, al contrario", recordó Benjamín Galindo.

El "Flaco" detectó en primera instancia con su proyecto tricolor una falta de estilo propio.

"El problema de México es que es camaleónico, cuando juega contra Brasil quiere ser tocador de balón; ante Alemania, jugar vertical; a los argentinos, jugarles canchero; a los holandeses, con profundidad, y a los italianos, defensivo, pero nunca muestra esa picardía que es lo de aquí, lo de México, como son, pícaros, generosos", explicó tras su gira por Europa.

Menotti dejó el cargo terminada la primera fase eliminatoria, en 1992, en la que clasificó al equipo a la etapa final como líder de la zona, pero al notar debilitada la gestión de los directivos que lo trajeron a México, Emilio Maurer y Francisco Ibarra, optó por renunciar y terminar su sueño de un tercer Mundial como entrenador.

Un año más tarde, ya como analista de televisión en Argentina, desmenuzó al Tri que debutaba en una Copa América, en Ecuador 93.

"El jugador va adquiriendo una personalidad distinta y esto es lo que se observa en el jugador mexicano, hoy creen en ellos, no porque se los dijeron, sino porque lo vieron y lo vivieron, creen que pueden jugar de igual a igual y lo están mostrando", dijo el "Flaco" sobre el Tri de Mejía Barón.

Menotti siempre dignificó con la palabra su profesión dentro del campo.

"Ser entrenador de futbol es suma de tiempo y ensayo, si no, todo es mentira y el entrenador se transforma en un simple secretario técnico que cita a los jugadores.

"¿Qué es un gran director de teatro? Es un tipo que ensaya ocho horas al día para poner en escena una obra que, por más que tenga grandes actrices o grandes actores, al final su éxito es producto del ensayo y en un equipo de futbol es eso".

Ese amor por la profesión la descifró también muy a su manera.

"Yo veo una cancha de futbol y soy como el músico que ve una guitarra", dijo en 2005, en un entrevista en España.

 
 
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