Cátedra técnica

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


Con magníficos dividendos culminó la efímera etapa de Ricardo Ferretti al frente de la Selección Mexicana.

Un proceso con muy poco tiempo de maduración, de solamente cuatro partidos, con uno de ellos como verdadero y único objetivo; proceso que rebasó las más optimistas de las expectativas.

Al margen de la forma en que haya terminado ayer, al cerrar oficialmente dicho pequeño

proceso con el "amistoso" partido contra la escuadra panameña.

Para resolver la tarea y cumplir con la encomienda de inscribir al conjunto tricolor en la Copa Confederaciones 2017, Ferretti recurrió, sin guardarse un ápice de su capacidad y su esfuerzo, a su dominio de las distintas facetas como director técnico.

Elegir a los jugadores idóneos, sacar el máximo de cada uno, acomodarlos en la cancha lo mejor posible, convencerlos plenamente de lo que podían y debían hacer.

Además, convertirse en un inmejorable enlace entre la Selección y la gente, manejándose con sensatez y transparencia ante los medios de comunicación, informando, explicando, trabajando, convenciendo; viviendo y sintiendo a tope su experiencia como técnico tricolor.

Como brillante colofón, la sorprendente formación utilizada ante la escuadra estadounidense. Sorprendente, sobre todo, para el que más había que sorprender: Jürgen Klinsmann.

Para cuando el alemán técnico estadounidense se dio cuenta de cómo los tres supuestos centrodelanteros mexicanos ocupaban con eficiencia toda la zona de ataque, de cómo se abastecían entre ellos y además eran abastecidos por los demás compañeros, de cómo Rafael Márquez podía ser el primero de los mediocampistas, pero también el tercero de los centrales, a veces con unos cuantos segundos de diferencia; para entonces, las condiciones ya se habían establecido para allanar el triunfo de los tricolores de negro.

Después, por descuidos defensivos, por la falta de claridad en la penúltima zona y de contundencia en la última, y por dos claros errores arbitrales, terminó siendo dramático un triunfo que debió ser holgado, y que quizá se hubiera producido en los 90 minutos si Ferretti hubiera corrido un último riesgo: ¿Corona o Aquino por Márquez en lugar de Rivas? (riesgos como ésos que también a veces le falta correr con los Tigres).

Sin embargo, en lo esencial la cátedra de Ferretti ya había sido impartida (en la cancha, en la banca y ante los micrófonos), y a Klinsmann sólo le queda la obligación de seguir estudiando.

¿Y si Osorio empezara por platicar con el 'Tuca'?

Sería la mejor forma de iniciar su nueva y tan importante tarea.

 
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