"Te puedo decir cómo ahorrar ocho golpes de un jalón: no juegues el siguiente par 3".

Arnold Palmer, profesional de golf
 
 
El Gran Premio de México nos dejó al menos dos claras lecciones, la primera que los mexicanos podemos organizar con éxito eventos de gran envergadura, y segunda, que somos capaces de enamorar a los extranjeros.

No soy muy aficionado a las carreras de autos, pero sí seguidor de los mexicanos que se la rifan entre los mejores del mundo, así que mi interés por ver a Checo Pérez es lo que me acercó a la televisión para ver de principio a fin el Gran Premio de México.

Saboreo la capacidad que tienen nuestros atletas de influenciar y mover al País. Me imagino que antes de llegar Checo a la Fórmula Uno nadie se hubiera imaginado que esa valentía de un chavo de 25 años llegaría acompañada con la reactivación del Gran Premio y dejara tanto.

El Gran Premio de México llegó al País por la misma razón que el torneo Lorena Ochoa Invitational (LOI).

El impacto de Lorena en el deporte dio nacimiento a un torneo tan relevante en el golf profesional femenil como lo es el Gran Premio de México.

Esta semana se juega una vez más el LOI y estarán las mejores exponentes del golf mundial. En el field habrá tres mexicanas: Gaby López, Alejandra Llaneza y Margarita Ramos buscando la gloria en casa.

Como las seis ediciones anteriores, el torneo será una garantía de espectáculo en ese gran campo del Club de Golf México.

También se juega, desafortunadamente en la misma semana, el OHL Classic at Mayakoba, en la Riviera Maya en donde estarán, Carlos Ortiz, Óscar Fraustro, Abraham Ancer, Yoshio Yamamoto y Rodolfo Cazaubón. El Mayakoba vive su novena edición.

Estos magnos eventos hacen otra función callada, y no hay forma de medir su benéfico impacto, y es que por esa capacidad de los mexicanos de hacer sentir bien y enamorar a los extranjeros, mostramos al mundo nuestra verdadera cara.

Albergar grandes eventos y atender a los invitados es un gran esfuerzo de la sociedad, patrocinadores y Gobierno. Son la muestra del verdadero sabor a México y el escudo que sólo el deporte puede ofrecer.

Gracias a esos valientes deportistas que se la rifan por su éxito y por exportar nuestro México.

Hasta el próximo green.

 
 
 
 
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