Por supuesto que disfruté y reconozco como meritoria la victoria mexicana frente El Salvador en el arranque de las eliminatorias concacafkianas.

Entiendo perfectamente bien la importancia y la confianza que otorga un debut exitoso, pero, fiel a mi estilo, me niego a excederme en elogios al desempeño táctico, al buen trabajo colectivo y a la soltura y atrevimiento individual de la Selección y el motivo es muy sencillo: no tuvimos un rival y sí un sparring.

Patear al perro cuando está amarrado no requiere de mucha ciencia.

A lo que voy es que aplaudo con mesura el buen funcionamiento del Tri en el Estadio Azteca y así como entiendo que la debilidad del rival no es culpa de los nuestros, también sé que con tan poco tiempo de trabajo es imposible cambiar tan drásticamente la cara de una selección.

Además de los tres puntos, rescato el parado táctico usado por Juan Carlos Osorio. Un 4-2-4 imponente y necesario frente a adversarios débiles como este once salvadoreño, pero bastante atrevido y con un alto grado de riesgo al enfrentarse a los buenos equipos de la zona.

Pero tengo entendido que Osorio es flexible y armará su esquema acorde al adversario en turno y yo, fiel a mi estilo, quiero asegurarme que jugando frente a un equipo de mayor envergadura podamos notar esa gran diferencia que vimos frente a El Salvador.

Por lo pronto, los felicito, y nada más.

 
 
GIGNAC, EL REY DE LA MERCADOTECNIA
 
Como que si no fuera suficiente su gran calidad para jugar al futbol, Gignac salió un especialista en la mercadotecnia.

Al anotar un gol en el encuentro de Francia frente a Alemania, el delantero de Tigres hizo la señal de los Libres y Lokos, el grupo de animación de los felinos, que volvió más locos que libres a sus seguidores aquí en la Ciudad.

Contrario a muchos renombrados jugadores que les falta la cultura de la "autopublicidad", Gignac tiene claro que conquistar los corazones de sus seguidores con goles y una actitud de gratitud y cariño le será útil para seguir teniendo el apoyo de su gente hasta en los tiempos de vacas flacas.

El francés sabe que un delantero vive de goles y esos a veces, por uno u otro motivo, escasean y cuando eso pasa es sumamente necesario que su relación con su gente sea la adecuada, para que él pueda tener más tiempo de lo normal para recuperarse y volver a ser lo que sus seguidores esperan que sea.

La duración de la paciencia de los aficionados está directamente relacionada con el cariño que le tienen al jugador y Gignac lo tiene muy claro.

 
careca@elnorte.com
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