La Comisión de Arbitraje se disculpó con el Veracruz y éste se vio obligado seguir por la tele las Semifinales y la Final del futbol mexicano. Pagaron con su eliminación por un crimen que no cometieron.
Muy cara la factura para la institución jarocha que por la ineptitud, cobardía, amaños o por el simple hecho que el árbitro central y el juez de línea no observaron bien una jugada, vieron
desmoronado todo el buen trabajo que hicieron en la temporada.
Eso sólo es un ejemplo, muy cercano a nosotros, de los muchos que hay en el futbol.
Los federativos evitan abordar el tema y con mucha indiferencia con cara de deshonestidad se auto otorgan el derecho de tener en su poder los medios para elegir y decidir desde de sus oficinas quién desciende, cuál Semifinal o Final es la que más conviene para cada ocasión y a sus bolsillos.
No les importa si para eso llevarán de encuentro a sus mismos agremiados que se partieron el lomo todos los días para que su equipo, normalmente de menor envergadura y con poco peso político en las federaciones, terminara viendo frustrado su trabajo honesto.
¿Hasta cuándo esos errores que fácilmente pueden ser evitados con implementar la tecnología en el futbol seguirán cambiando el rumbo de los partidos?
¿Hasta cuándo el futbol seguirá siendo víctima de sus propias reglas, mismas que muestran evidencias de estar preparadas para que los resultados sean manipulados?
¿Hasta cuándo lo deportivo seguirá siendo pisoteado por los intereses económicos?
¿Hasta cuándo nuestro hermoso futbol, siendo el deporte de las multitudes, seguirá en manos de unos cuantos sinvergüenzas que lo manejan a su antojo e intereses?
¿Hasta cuándo una eliminación causada por un grave error arbitral será resuelto con una simple y despiadada disculpa?
Probablemente soy la voz de muchos y ése no es el futbol que queremos.
Quiero sentarme en la butaca de un estadio o frente a mi televisión y ver que el ganador lo hizo de una manera deportivamente justa y a un perdedor marchando a su casa preguntándose en dónde fallaron y no excusando su fracaso en el arbitraje.
Quiero ver a los árbitros analizando la repetición de una jugada polémica para llegar a una conclusión apegada a la justicia sin tener el descaro y la necesidad de disculparse al día siguiente.
El futbol es un negocio y eso no se discute, para subsistir los clubes y las federaciones deben hacer dinero y así debe ser, pero no necesariamente los negocios requieren de la deshonestidad para ser exitosos.
Señores directivos, no creo que deban preocuparse, si con el sucio trabajo que han hecho nuestro deporte sigue de pie, no creo que por implementar un poco de transparencia y justicia deportiva el futbol dejará de ser exitoso.
De perdido hagan el intento.
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