Se sacuden el confeti

Mario Castillejos
en CANCHA


"El futbol es reiterativo en la vulgaridad. Lo bueno es excepcional".

(Diego Torres, El País)

 
 
A diferencia del partido en La Bombonera, el equipo de Ferretti estampó con autoridad su huella dactilar frente a un Morelia que, con la pelota en los pies, es una económica versión de buenos conceptos colectivos.

Quirúrgicos, pacientes, calculadores, los Tigres

empezaron por convencer al balón, para en segunda instancia, hacer lo mismo con la visita.

522 pases acertados, seis remates desde fuera del área, 10 desde adentro, 27 centros, 13 balones interceptados, dos pelotas al poste, cuatro salvamentos del portero Carlos Rodríguez, el excepcional lance de Javier Aquino y un fulminante derechazo de su "majesté" Gignac, bastaron para emitir el siguiente comunicado: el campeón se sacudió el confeti.

Los Tigres, lejos de amenizar a ritmo de tambora, son un violín. En su muy conocida representación, no hay espacio para lo ordinario, lo rústico, lo estruendoso, porque en apego a la partitura, construyen largas interacciones sustentadas en dos ritmos: recibo y doy. ¿Gusta? No a todos. ¿Funciona? Sin duda.

En esta ocasión, la mención honorífica fue para Aquino. Hizo de todo y todo lo hizo artísticamente bien.

Del otro lado de la Ciudad, el Monterrey dio la exhibición en cancha ajena que hace tiempo debía a su afición.

Ayer fueron audaces, verticales, peligrosos, solidarios en defensa y descarados al atacar. Si el 2-1 se eleva a la categoría de muy bueno, el 3-1 fue próximo a lo sorpresivo. Aunque hay que resaltar que los Rayados pudieron meter, por lo menos, tres más.

El señor "Donatello" Sánchez es como el iPhone que hace de todo: juega de área a área y, por si esto fuera poco, tiene gol.

Después de recibir el fortuito tanto sellado con patada voladora de Bermúdez, el Monterrey tomó por asalto el Cuauhtémoc.

La ecuación del empate es conocida: trazo largo de Montes a Funes Mori y, gol. De ahí en adelante, la bitácora final decía: Pabon, un remate a puerta, tres desviados, dos ocasiones de gol y, ¡seis! balones recuperados. Cardona, tres remates a puerta, uno desviado, dos ocasiones de gol, ¡cinco! balones recuperados y, una asistencia de gol. Funes Mori, un remate a puerta, tres ocasiones de gol, ¡dos! balones recuperados y, un gol. "Donatello" Sánchez, dos remates a puerta, tres desviados, ¡siete! pelotas recuperadas y dos goles.

Cuando los de arriba recuperan 20 veces el balón en terreno ajeno, la acción de defender se transforma en un suculento bufete de oportunidades para marcar. ¿No cree usted?

PD. "Nunca convencerás a un ratón de que un gato negro trae buena suerte". Graham Greene, novelista británico.

Lo escrito, escrito está.

 
 
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