Pensé tomar la Semana Santa para descansar un poco del futbol, pero mi adicción a este deporte, aunada a mi curiosidad, me sentaron frente a una tele para ver nuestra internacionalizada y renovada generación mexicana.
Me gustó, principalmente el hecho de saber que el técnico Juan Carlos Osorio puso al joven y talentoso Lozano como titular, cuando todos pensábamos que Marco Fabián sería el
dueño de esta pradera derecha.
Este muchacho tiene un gran potencial y ojalá logre comportarse fuera de las canchas como lo hace dentro de ellas.
El Tricolor se vio solvente en la defensiva, salvo en los primeros minutos; luego controlaron la media cancha y fueron efectivos, rápidos y desequilibrantes en la ofensiva, se adueñaron del juego e impusieron su jerarquía.
No contento con sólo analizar y aplaudir lo que había visto decidí compartir mi punto de vista con mis seguidores twiteros, con un mensaje muy directo:
"Les deseo un fin de semana tan bueno como la victoria de México frente a Canadá".
Con eso bastó para que me lloviera quejas y recordatorios maternales mientras yo intentaba entender lo que estaba pasando.
Fui severamente acusado de tener una actitud mediocre por alabar el buen accionar futbolístico de la Selección Mexicana porque su rival en turno nada tenía para ofrecer.
Señores, nuestro seleccionado nacional se ha enfrentado a equipos técnicamente inferiores a Canadá y hemos sufrido para sacar el resultado, eso es criticable, que nos pierdan el respeto sin tener el potencial técnico e individual para competir con nosotros.
Cuando la forma agrada y el resultado es contundente, como sucedió en Vancouver, me nace aplaudirlos, reconocer que la misión fue cumplida y la jerarquía respetada.
No seamos malinchistas, ¿por qué al Barcelona lo llenamos de méritos cada fin de semana?
De sus adversarios en la Liga de España 3 o 4 equipos le puede dar pelea, pero los demás son partidos de puro trámites.
Ahhh, pero lo aplaudimos porque muestra que su grandeza se impone sobre el terreno de juego, los adversarios y la prensa internacional lo reconoce.
¿A poco los catalanes también tienen una mentalidad mediocre por estar satisfechos de ver a su equipo ganar bien a un adversario de bajo perfil?
Lo que se hace bien no se critica, siempre habrán detalles que ameritan corrección, pero eso no le quita el mérito de lo que vi el viernes pasado.
Cabe recordarles que la zona geográfica en que disputamos las Eliminatorias, si bien es cierto ha crecido, todavía son varios los equipos cuyo nivel futbolístico sigue por el suelo y no es responsabilidad de México hacerlos crecer, hay que ganarles convincentemente y recibir nuestros aplausos.
Vamos invictos, jugando bien y hay aficionados que no les gusta que los aplaudamos.
¿Alguien me puede explicar qué les pasa?
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