Ataque desacelerado

Mario Castillejos
en CANCHA


"Los mejores equipos se distinguen por su estilo. El resultado se puede desvanecer, pero el estilo sigue siendo el mismo".

Ramón Besa
 
 
El martes, los Tigres alcanzaron su quinta Final de las ultimas ocho posibles, pero fue al finalizar el Clausura 2014 cuando se gestionó el "upgrade" que en buena medida viene saldando la ambición de su gente.

En esos días,

Danilinho, Salcido y el intocable de la tribuna, Lucas Lobos, fueron baja. Al recibir la noticia, el volante argentino declaró: "Ahora soy moneda de cambio".

Con esas necesidades, llegaron "Cacha" Arévalo, Burbano, Guerrón, se consolidó Dueñas y Pizarro. De 21 puntos y el decimocuarto de la general, la cirugía los llevó al tope de la liga con 31 unidades y a disputar la final. Fallaron con Marco Ruben, pero volvieron a rectificar contratando a Rafael Sobis. No conformes, fueron por Aquino, Damm y sorprendieron al futbol francés importando a "monsignor" Gignac.

Pero en los últimos dos meses a los Tigres les cuesta ganar incluso en su propia cancha. No hay equipo en el mundo que escape de los malos momentos, de los baches de juego. Excusas, motivos, pueden ser muchos, pero jugadores como Damm, Sobis, Aquino e incluso Dueñas, mismos en quienes gravita la idea, no están finos ni tienen chispa. También es evidente que los rivales los conocen más y ahora les marcan sus tendencias.

Aunque desde mi punto de vista, el equipo de Ferretti viene acarreando un defecto conceptual que, por ejemplo, Monterrey, América, Pachuca y Guadalajara no tienen.

De hecho, la tribuna y sus detractores lo perciben, pero sólo lo explican con un "no me gusta" o un "demasiados toques improductivos", cuando en realidad sistemáticamente ellos juegan los últimos 25 metros de la cancha desacelerando el balón, bajando la velocidad por asegurar el pase, provocando que los espacios que de por sí ya son reducidos, desaparezcan, facilitando la anticipación de los marcadores rivales.

Sólo observemos cómo en el América, Darwin, Peralta, Sambueza y hasta Osvaldo Martínez, le imprimen un cambio de ritmo ascendente cuando la pelota llega a zona final. Lo mismo hacen Pabon, Cardona, Sánchez y Funes Mori o, Botta, Lozano y Pizarro en Pachuca, porque los esquemas defensivos actuales sólo dan tiempo para jugar sin frenar la velocidad del balón en el fondo, condición que sólo se logra jugando a no más de dos toques.

En resumidas cuentas, Tigres debe seguir jugando en bloque, abaníquense rivales con la pelota, dando muletazos en el centro de la plaza, pero si no aceleran en el fondo, seguirán siendo demasiado predecibles y menos eficientes en el marcador. ¿No cree usted?

PD. El enfrentamiento entre dos equipos de futbol sólo es una cuestión de proposiciones.

Lo escrito, escrito está.

 
 
 
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