Aprendamos a perder

Mario Castillejos
en CANCHA


Los puntos ganados quedan como anécdota, porque a partir de este momento la distancia entre la ilusión y el fracaso se reduce a lapsos de 180 minutos.

Señores, llegó el momento de definir quién entre los dos equipos de nuestra ciudad podrá ser dueño del Clausura 2016.

De entrada, sabíamos que no hay lugar para dos. En un momento determinado, el futbol sólo toma de la mano la

realidad. Aunque cabe aclarar que en este juego la palabra "realidad" adquiere una interpretación muy singular por cada aficionado presente.

Desde mi perspectiva, el futbol es un majestuoso espectáculo donde el resultado apenas y es parte del drama. ¿Quién va a ganar? No sé, es más, ni me importa.

Si en una cancha se topan Gignac, Funes Mori, Pizarro, Gargano, Cardona, Sobis, Nahuel, "Jona", Pabon, Aquino, Sanchez, Damián, el "Tuca" y el "Turco", sencillamente me voy a divertir por el hecho de que todo puede pasar.

Como la vida misma, esto es un deporte de errores, donde el que menos comete, a veces -y recalco, a veces- termina ganando.

Imaginar un club de futbol triunfador es mucho más fácil que transformarlo.

Y con la tenacidad de personas que han hecho un modelo de vida de esta industria, como Alejandro Rodríguez, José González Ornelas, Miguel Ángel Garza, Luis Miguel Salvador, sin olvidar a sus respectivas compañías (CEMEX y FEMSA), más entrenadores como Ricardo Ferretti, Víctor Manuel Vucetich, ahora Mohamed, junto a todos sus jugadores, hoy, gracias a ellos, tanto Rayados como Tigres ocupan lugares envidiables. ¿Qué más podemos pedir?

Por desgracia, el odio que sólo puede existir en ausencia de toda inteligencia está impregnando a los aficionados de última generación.

¿Por qué apareció? ¿Cuándo lo dejamos entrar? Por años, convivimos perfectamente en armonía camiseta entre camiseta, todos sentados sin imaginar que el de al lado nos podía agredir.

No conozco a un Rayado que no tenga un amigo Tigre y viceversa, pero la pasión mal entendida está presente, es un hecho, y si no hacemos conciencia, esto se va a poner peor.

Basta con que un hombre odie a otro para que el odio se propague. Y aunque esto no es exclusivo de nuestra ciudad, aquí hemos tomado como remedio el enjaular (literal) a un sector de los aficionados en ambos estadios. Sí, enjaular, tal cual. La pregunta es: ¿si es necesario enjaularlos, por qué los dejan entrar?

Rayados o Tigres, el respeto es una calle de dos vías, si lo quieres recibir, lo tienes que dar. Ésa es la única solución, aprendamos a perder. No pasa nada si tu equipo no gana, realmente no pasa nada. ¿No te has dado cuenta?

PD: "La vida le había dado ya motivos bastantes para saber que ninguna derrota era la última". Gabriel García Márquez.

#UnClasicoRegioSinViolencia
 
Lo escrito, escrito está.

 
 
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