El 'Chaconazo'

Mario Castillejos
en CANCHA


Habían transcurrido 157 minutos de los 180 pactados, el marcador global decía 3-3, en la cancha estaban 11 Rayados contra 11 Tigres y, de repente, en una pelota que como muchas otras volaba hacia la banda con ningún signo de trascendencia, Juninho fijó su mirada en Sánchez, calculando una embestida con su hombro sobre el del uruguayo.

Pongamos "pausa" sobre la imagen, porque no obstante

que todos vimos lo que inmediatamente aconteció, es increíble. Como nuestros prejuicios o simpatías al color de una camiseta hacen que nuestros cerebros interpreten de diferentes maneras los hechos.

Si usted es Tigre, de seguro apeló una carga legal, porque el contacto fue hombro con hombro y la pelota estaba en juego, pero si usted es Rayado, remarcó que fue una carga a destiempo porque la pelota estaba a una distancia lejana a ser jugada.

Ahora agreguemos la decisión del árbitro del partido, Francisco Chacón: segunda tarjeta amarilla y la expulsión del capitán de Tigres. ¿Era falta? ¿No era falta? ¿Era de amarilla? ¿No era para tarjeta amarilla?

Si usted es Tigre, afirmó que Chacón favoreció injustamente a Rayados sancionado a Juninho. Si usted es Rayado, reclamó que antes debió expulsar a Jiménez (penal) y también con segunda tarjeta preventiva a Pizarro por un pisotón.

Lo que es un hecho es que toda esta ensalada de decisiones provocó el "Chaconazo".

Pero de entrada, yo pregunto: ¿para qué tentó Juninho al criterio arbitral en una situación tan insignificante, sobre todo cuando el árbitro se encontraba a punto del colapso y el mismo brasileño tenía una injusta tarjeta en sus espaldas?

El enfrentamiento del estilo Mohamed frente al del "Tuca" Ferretti nos arrojó dos de los mejores Clásicos Regiomontanos de la historia.

Del gol de Sánchez, el tiro desde el medio campo de Cardona, el empate de Sobis, el dominio territorial de Tigres, la contra que concretó Pabon, las cuarto atajadas de Jona, el rosario de regates de Aquino, el descontón de Funes Mori, el cabezazo de Dueñas en el BBVA, las salvadas de Jona con las piernas, el remate de Sobis, el reencuentro de los Rayados con la tenencia de la pelota, el penal fallado de Pabon, la tonta falta de Juninho, la cartera en la mano de Ferretti, el gol de Montes, el penal inventado a Pizarro, la falla de Funes Mori y, sobre todo, la imagen del abrazo entre Sánchez y Damián al termino del partido, sellaron dos grandes episodios en la memoria de nuestra ciudad y del futbol mexicano.

Y aunque pusieron contra la pared a los Rayados ejecutando la idea que muchos critican, pero que les ha dado grandeza, en la única medición oficial para determinar un ganador, el Monterrey superó a Tigres 4-3.

PD. La percepción es subjetiva. Pero el futbol sin escándalo, no es futbol.

Lo escrito, escrito está.

 
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