Genio y figura como todos los que asumen el máximo mandato del equipo más popular de México. El empresario Salvador Martínez Garza vivió de todo en los casi 10 años que estuvo al frente de las Chivas.
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Llegó al Rebaño en 1993 como dirigente de la Promotora Deportiva Guadalajara que arrendó al equipo. Contrató a grandes futbolistas como Missael Espinoza, Alberto Coyote y Daniel Guzmán, entre otros.
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En el Invierno 96, el Rebaño goleó 5-0 al América, uno de los resultados más satisfactorios para el directivo y la afición rojiblanca. Bajo el mandato de Martínez Garza nació el mote "Súper Chivas".
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En el Verano de 1997 logró el único título en su gestión. Con Ricardo Ferretti como técnico, las Chivas consiguieron su campeonato 10 al golear en la Final al Toros Neza, en el Estadio Jalisco.
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Desgraciadamente para su administración, no pudo ver de nueva cuenta campeón a su Rebaño, pues en el Invierno 98, cuando todo estaba acomodado para el título, Necaxa los venció en el Jalisco.
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Dentro de sus acciones más criticadas fue la decisión de vender al ídolo Ramón Ramírez, al odiado rival, el América, en una operación que enfureció a la afición del Guadalajara en el Verano de 1999.
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No sólo buenos jugadores llevó el directivo al cuadro rojiblanco, pues también contrató a entrenadores de renombre, entre los que figuraron Óscar Ruggeri (foto), Oswaldo Ardiles y Leo Beenhakker.
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En una crisis deportiva severa y con problemas económicos, en 2002, Martínez Garza y la Promotora cedieron el club a Jorge Vergara, terminando así una época dentro del equipo más popular de México.
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Licenciado en Derecho por la UAG, se enfocó en el ramo de los lubricantes. Fue fundador de Impulsora Jalisciense, empresa con la que, conjuntamente con Pemex, creó Mexicana de Lubricantes.
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En 2004, Martínez Garza sufrió un accidente automovilístico que lo dejó parapléjico. Estuvo varios días en terapia intensiva y desde ese momento su salud, poco a poco, se deterioró.
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En el 2011, su nombre surgió como una opción para comprar al Atlas, incluso había expresado abiertamente que estaba interesado en adquirir a los Rojinegros.
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Algunos ex jugadores del chiverío, durante la etapa de Martínez Garza, destacaron su lado humano y el apego que tenía con ellos fuera del terreno de juego.