Hubo problemas en las Grandes Ligas. FOTO: AP

Con o sin pandemia, no existe protocolo que le impida a los jugadores de Grandes Ligas subir la temperatura en el diamante y enfrascarse en duelos verbales o físicos con sus oponentes.

Rojos de Cincinnati y Cachorros de Chicago protagonizaron ayer un nuevo conato de bronca en las Mayores, algo que el comisionado Rob Manfred prohibió el inicio de la temporada con el fin de evitar el contacto cercano entre peloteros.

La chispa que encendió la mecha fue un pitcheo sobre la cabeza de Shogo Akiyama, de los Rojos, que provocó la molestia del dugout local y de su mánager, David Bell.

Bell se quejó con los ampáyers, lo que provocó gritos del primera base de los Cachorros, Anthony Rizzo, y el posterior vaciado de las bancas para encararse.

Grandes Ligas insistió al inicio de la temporada en que las peleas serían castigadas severamente, algo que ha cumplido hasta el momento en los casos de Joe Kelly, de los Dodgers de Los Ángeles, y Ramón Laureano, de los Atléticos de Oakland, que fueron suspendidos 8 y 6 juegos, respectivamente, aunque ambos castigos se redujeron tras una apelación.