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La Dominguera
San Cadilla | 07-06-2020
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Un Rey contra un 5 Copas
 
 
La música ranchera no podría entenderse sin José Alfredo Jiménez (1926-1973). Como tampoco el futbol mexicano sin la figura de Antonio Carbajal (7 de junio de 1929).

En el amanecer de sus vidas, en plena adolescencia, ambos coincidieron en el barrio de Santa María La Ribera, allá por la década de los 40.

Jiménez y Carbajal anhelaban ir por el mismo camino del mundo del futbol. Y lo más curioso es que los dos tenían preferencia por la ingrata posición del portero, donde es el único jugador que se queda en la soledad del área, y en el que podrá tener un día inspirado con 89 minutos de atajadas espectaculares para ser ovacionado por el público; pero si en el último aliento del juego, comete un error que repercute en el marcador en contra, entonces será el villano favorito. No importaba, los dos amigos querían ser guardametas.

Sin embargo, el tiempo, el que dicen que es el más sabio y pone a cada quien en su lugar, los colocó para que supieran explotar sus talentos. Carbajal permaneció como arquero, en la actividad que definiría su vida, y José Alfredo descubrió su genio para ser compositor e intérprete de sus propias canciones para darle al mexicano el motivo ideal para celebrar el triunfo y la derrota en el amor. Cada uno fue ídolo.

Pero mientras eso sucedía, los jóvenes jugaron futbol en la época amateur del futbol mexicano en 1942.

José Alfredo era mayor por tres años, había nacido en 1926 en Dolores, Hidalgo, y Carbajal en 1929, en la Ciudad de México.

Pese a la distancia en la edad, se identificaron, y juntos se disputaron el puesto de portero en el desaparecido equipo Oviedo.

"Fuimos compadres, nos conocimos desde chamacos. Fuimos compañeros en un equipo chiquito en el que comencé que era el Oviedo de la Ciudad de México en Santa María la Ribera. Ahí nos juntamos, nos conocimos, nos hicimos amigos", cuenta el ex portero.

Cuando Carbajal recuerda a Jiménez en la portería, suelta la risa como si todavía estuviera viendo a su compadre.

"No, nunca fue portero (risas), nunca la hizo, le gustaba la portería, pero lo suyo eran las canciones, por eso llegó a donde llegó, era una excelente persona", relata con orgullo "La Tota".

Como amigos vivieron infinidad de anécdotas, y Carbajal recuerda sobre todo las ocurrencias inesperadas del autor de "El Rey".

"Por ejemplo, aquí en La Feria de León, él se subía a un ring que instalaban en la plaza de toros, se sentaba y se acostaba, y era una alegría para el público como no tienes idea. Él salía cantando desde el Hotel México que era donde se hospedaba, y de ahí se iba caminando hasta el estadio de futbol que era el campito donde jugábamos, y cantaba sus canciones. Así era él, pero no jugaba ¿eh? Pero era un tipo extraordinario", relató el también ex entrenador del Morelia.

Desde muy joven, José Alfredo tenía la virtud de la composición de canciones, y de pura inspiración de pronto comenzaba a construir temas que después se convertirían en las favoritas del público mexicano como "Camino de Guanajuato".

"Él se fue por su lado por las canciones que me dio mucho gusto que él haya compuesto la canción 'Camino de Guanajuato' que dice: 'No vale nada la vida, la vida no vale nada. Comienza siempre llorando. Y así llorando se acaba'. Esa la inauguró aquí (en León, Guanajuato), me acuerdo que nos fuimos tarareándola, salimos de León que era muy chiquito en ese entonces, eran como 5 cuadras, y así se nos fue pegando la tonada, y nos fuimos cantando. José Alfredo, en paz descanse", contó con nostalgia.

Después, cuando el futbol se profesionalizó en México, Carbajal fue detectado por el Real España, mientras que José Alfredo hizo un último intento con el Marte, uno de los buenos equipos de la era amateur, y que en el inicio de la liga profesional también marcó época.

Pero ahí fue cuando el cantante se dio cuenta que el futbol no estaba en su sendero, y decidió que lo suyo era realmente era convertir en canciones el sentimiento y la pasión de las relaciones amorosas.

Carbajal, en aquel año de 1948 debutó en un partido oficial, realmente como seleccionado nacional en los Juegos Olímpicos de Londres, a los 19 años, y ahí es donde comenzaría la leyenda de un portero excepcional que jugó en 5 mundiales. Del otro lado, su compadre y amigo siguió cantando hasta su prematura muerte en 1973 a los 47 años.

 
 
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