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SAN CADILLA
San Cadilla | 29-03-2017
en CANCHA
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Regaño efectivo
 
Vaya que el problema de puntería que ha tenido Cruz Azul en lo que va del Clausura 2017 no debe tener muy contento al técnico Paco Jémez, quien por cualquier medio quiere erradicar el asunto.

Les digo esto porque el martes pasado, en el entrenamiento celeste en La Noria, el español les dio una buena regañada a sus muchachos durante uno de los trabajos que realizaban.

El ejercicio era practicar los pases en corto, luego buscar a un compañero libre y que éste disparara al arco, camino que iba bien hasta el último paso.

Luego de ver algunos fallos de sus pupilos, más que nada tiros desviados, Jémez no se aguantó y gritó al aire: "¡Estamos hasta los huevos de fallar! ¡Por lo menos que la pare el arquero!".

La regañiza surtió efecto inmediato, pues al menos los disparos llegaron a las manos de los porteros el resto de la práctica.

Para su suerte, Jémez podrá checar si su táctica surte efecto ya en un juego el viernes en Veracruz, pues como el juego será a puertas cerradas, segurito que sus jugadores lo van a escuchar...

 
 
Golpe del destino
 
Cuando se levantó el paro arbitral y los Tiburones Rojos se dieron cuenta de que el partido a puerta cerrada que no disputaron ante Puebla lo tendrían que pagar ante Cruz Azul, a más de uno se le pusieron los pelos de punta en el Puerto, pues no es lo mismo la lana que entra por recibir a La Franja que las ganancias por ser anfitrión de La Máquina.

Dicen que alguien pensó en mandar una petición a la Liga MX para que se dejara el juego contra Puebla, sin importar la fecha en la que se programara, como el del castigo, pero que la idea se desechó casi luego luego porque el reglamento dice que se debe pagar en el siguiente juego en el calendario.

Además, con eso de que sus dirigentes hasta les meten catorrazos a las autoridades arbitrales (¿recuerdan el episodio Kuri-Codesal en los palcos del "Pirata" Fuente?), pues creo que no están para andar pidiendo favores.

 
 
El secreto de Hernán
 
En el mismo infierno hay más de uno maravillado porque su entrenador es casi un ángel de la guarda.

Me contaron que Hernán Cristante ha hecho una gran diferencia en este torneo, pues no conforme con hacer funcionar al Toluca dentro del campo, está realizando cosas para que trabaje bien afuera.

Dicen que suele destinar mucho tiempo después de las prácticas para acercarse uno a uno a sus pupilos, para saber cómo están en sus vidas personales y así tener una dimensión más completa de los seres humanos que se ponen la playera del Toluca cada semana y no sólo una lista de futbolistas de los que puede echar mano.

Si ya esta acción le ha hecho merecedor del cariño de la gran mayoría en Metepec, cuentan que sus formas, enmarcadas por el respeto y la decencia, son la cereza de un pastel que pronto les dará un gusto a los rojos.

 
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