El triunfo de Shalane Flanagan del domingo pasado en el Maratón de Nueva York pasará a la historia como uno de las más dramáticos de los maratones modernos.

Flanagan rompió una sequía de 40 años en los que ninguna estadounidense había ganado ese maratón, y su victoria se dio en circunstancias que hicieron ese resultado particularmente importante para su país.

La campeona de ese maratón superó a la gran favorita Mary Keitany, quien llegó como triple ganadora del Maratón de Nueva York, y quien en abril rompió el récord mundial de maratón en la modalidad "sólo mujeres" en el Maratón de Londres al marcar 2h 17'01".

Flanagan, de 36 años, llegó con un récord personal de 2h 21'14" registrado en Berlín, en 2014, y varios récords nacionales, pero nunca había ganado alguno de los seis "Majors".

Un boletín de los organizadores advirtió que el evento fue transmitido a 175 países y que estuvo disponible en 616 millones de hogares.

Pero lo que hizo especial el triunfo de Flanagan fue la fuerte conexión que ocurrió entre ella y las decenas de miles de espectadores apostados a lo largo del trayecto, en gran parte eran estadounidenses, que pensaban verla por última vez, ya que ella misma había dejado entrever que éste sería su último maratón.

Flanagan declaró que en algunas partes del trayecto recibió una energía tan intensa de parte de la gente que sentía como si esa fuerza la empujara, por lo que debía controlarse para no cometer un error.

Algunos especialistas llaman a esto el "efecto de audiencia", lleva al atleta a alcanzar rendimientos que en ocasiones son difíciles de explicar.

La atleta estalló en llanto al cruzar la meta y transmitió una emoción tan viva a quienes la vieron por televisión que generó un fuerte efecto viral en las redes sociales de muchas partes del mundo.

A no dudarlo, la energía que Flanagan recibió de los espectadores le ayudó a triunfar, y la regresó a la comunidad en forma de inspiración, que seguramente tendrá un efecto motivacional para muchas corredoras.

Recuerda que correr es salud y algo más... mejor calidad de vida.

 
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