La vuelta a la página en blanco se parece a aquel primer día del nuevo año escolar, con cuadernos y útiles relucientes.

Estábamos tan entusiasmados que hasta olvidamos la mínima y triste calificación que nos permitió aprobar de panzazo el curso anterior. Igual que queda atrás el dato de la más reciente etapa del equipo: completó siete derrotas en sus últimos ocho partidos internacionales y fue incapaz de anotar en seis de ellos.

Nos frotamos las manos con la curiosidad de lo nuevo para saludar la era Martino que como todas, inicia optimista y venturosa.

El tipo sabe lo que hace, tiene mundo, conoce las complejidades que tiene este juego y muestra un equilibrio que no siempre es fácil de conseguir: el de la afabilidad y la firmeza.

Gerardo Martino no parece alterarse con nada. Ni siquiera con la muy frecuente sorpresa que somos capaces de dar los mexicanos: quedar en algo y llegar tarde... o no llegar.

Pero al estilo del Conde Lucanor -cuento XXXV- en el que un recién casado da muerte a su perro, a su gato y a su caballo por desobedecerle para que lo entendiera su esposa, Martino habló ya de consecuencias que tendrá un desacato en la Selección que no solamente debe entender "Tecatito" Corona. El mensaje es general y deberá aplicar a todos los miembros del equipo que no muestren el compromiso debido para con la camiseta verde -o negra en este caso-.

Para un líder es importante mostrar su filosofía desde el primer instante.

Al "Tata" le gusta la comunicación con sus jugadores, les solicita opinión sobre las cosas, descarta pactos para llamar o dejar de hacerlo y asume que la ausencia de Vela se debe a una decisión tomada por él, que con la información disponible parece carecer de lógica en la única fecha FIFA disponible antes de la Copa Oro.

Pero Martino, antes de empezar a rodar el balón, es una persona que merece confianza porque ha sido congruente entre el discurso y las acciones durante toda su vida. Y ese es un buen inicio.

Para los futbolistas es importante saber que si no desean estar en el Tri, nadie los va a llamar. Que si fallan al compromiso, sufrirán consecuencias. Pero más aun es que estén convencidos de que quieren acudir al llamado, que respeten al nuevo entrenador porque les ayudará a ser mejores y que se puede superar todo la anterior.

Los resultados darán la pauta pero el comienzo parece virtuoso.

No caiga un manchón de tinta en la primera página del nuevo cuaderno para empezar derechos el camino. Aunque sería hasta comprensible por ser el estreno, una revancha mínima ante el máximo verdugo de los últimos tiempos sería reconfortante.

 
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