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SAN CADILLA
San Cadilla | 09-10-2014
en CANCHA
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Qué hay de nuevo ¿viejo?

El ex cruzazulino Achille Emana ha pasado las de Caín para encontrar equipo luego de que me lo cepillaron del cuadro cementero, al grado de que está dispuesto a ganar poco con tal de jugar otra vez.

Tan desesperado está el camerunés que ha ido a tocar la puerta del Betis de la Liga Adelante (Segunda División de España), cuadro en el que vivió momentos gloriosos entre 2008 y 2011, y en el que ahora quiere aprovechar que es un consentidazo de la afición por sus 34 goles en 91 partidos a ver si le avientan un lazo.

El asunto es que mientras el cuadro sevillano medita el darle una oportunidad el siguiente año, no estaría mal que antes hiciera una investigación de las causas por las que La Máquina le dio las gracias pese a que aún le restaba un año de contrato.

Más allá de que Emaná no dudaba en tirarle dardos al técnico en turno por no hacerlo titular indiscutible y de que me lo cacharon enfiestado con algunos juveniles en cieeeeertas ocasiones, cuentan en La Noria que el jugador terminaba con la lengua de fuera en los entrenamientos celestes... pero cuando apenas iban a la mitad de ellos.

Dicen que más de una vez el preparador físico Axel Bierbaum se quedó "de a seis" al ver lo extenuado que quedaba a la mitad de la práctica Achille, mundialista en 2010 y cuyo estado físico y resistencia no correspondían a las de un jugador con apenas 32 años, edad que hoy más de uno duda que fuera la verdadera del señor Emaná, ya ven qué "pillines" son los registros civiles en el continente africano...

 
 
Chofer distraido
 
Vaya lío que armó el conductor del autobús de la Selección Nacional en Tuxtla Gutiérrez.

Sucedió que una vez que los jugadores del Tricolor se bajaron del vehículo tras el viaje desde el aeropuerto de Tuxtla, el conductor trató de hacer unas maniobras para estacionar bien la unidad y en sus movimientos no se percató que se fue contra las macetas que están en la entrada del hotel como parte del decorado del lugar.

Tuvieron que chiflarle algunos encargados de la seguridad del inmueble y miembros del staff del mismo sitio para que el chofer alcanzara a frenar porque ya hasta le estaba dando algunos raspones a la pintura del propio camión del Tri.

A duras penas el chofer alcanzó a meter el freno antes de causar un auténtico tiradero de macetas y tierra, y ya al ver que no pasó a mayores pudo echarse bien de reversa, apagar el vehículo y salvar el pellejo ante las miradas de los directivos del hotel que ya estaban pasando del gusto de tener como huéspedes a los de la Selección a la incomodidad de ver su decoración hecha añicos y regada por toda la calle.

 
 
san.cadilla@reforma.com
 
 
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