Pues sin duda alguna la mejor serie de la temporada en cuanto a asistencia fue la del fin de semana pasado entre Diablos Rojos y Sultanes, ya que alrededor de 45 mil aficionados asistieron al Palacio Sultán, pero sólo para atestiguar el porqué los Diablos son los superlíderes.
Para empezar, hay que señalar que se comportan como "soldaditos" y siempre todos les ponen muchas ganas a sus acciones, empezando por los jóvenes protagonistas, que corren como diablos y aprovechan cualquier descuido del rival para tomar una base extra.
Por el lado de Sultanes, desgraciadamente varios de los bateadores (Chris Roberson, Max Ramírez, Félix Pérez, Heber Gómez y Édgar Quintero) cayeron en un "bache" ante el pitcheo rojo.
Siguen calientitos Walter Ibarra y Ramón Ríos, pero los encargados de producir carreras casi no los vimos.
No creemos estar muy equivocados si calculamos que deben tener un promedio de 8 a 10 hombres dejados en base por juego. Tenemos la impresión de que los lanzadores del México fueron muy bien aleccionados sobre qué lanzamientos tirar.
Sobre todo cuando ya los tenían con dos strikes, pues varios Sultanes se poncharon con lanzamientos malos (bajitos) y quitándole la vista a la bola, haciendo swings muy descompuestos.
El pitcheo abridor se vio bien a secas, y obviamente el mejor fue el zurdo Marco Tovar, Édgar González se descuidó varias veces y le costó, ésa fue una de las grandes diferencias que vimos en el club capitalino.
Mientras ellos (los bateadores) son agresivos de más, los Sultanes siguen aguantando uno y hasta dos strikes con hombres en base. La mayoría nunca hacen swing al primer lanzamiento, aunque venga por el centro.
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