Tigres logró mantener la racha invicta, pero se vio superado en lo futbolístico.
El Cruz azul de Tomás Boy aparecía como víctima y estuvo cerca de convertirse en victimario. Les robó la pelota y dejó desconcertados a los Tigres, que nos tenían acostumbrados a verlos como protagonistas en el terreno de juego.
Preocupante el mal momento de André-Pierre Gignac, el francés se ve lento, desconcentrado y poco participativo.
Su baja de juego no había tenido repercusión en el nivel futbolístico de su equipo gracias a las excelentes participaciones de Sosa y Aquino, pero ayer los volantes felinos no alcanzaron su mejor nivel y fue más notorio lo improductivo que está siendo Gignac en este torneo.
Yo estaba seguro que el Cruz Azul representaba el estilo de futbol ideal para que los Tigres volvieran a experimentar la delicia que es jugar bien y ganar.
Pero vaya mi sorpresa al ver una Máquina cementera aguerrida y muy fina en la marca y unos Tigres erráticos del medio campo hacia delante.
En este encuentro el futbol no fue justo con el Cruz Azul y con un muy bajo rendimiento ofensivo los Tigres no tuvieron otra opción que colocar en manos de su defensiva su suerte.
Un empate que por la forma deja molesto a algunos, que sirve como un aviso de que tener un buen equipo no es motivo para confiarse y de paso mantiene su invencibilidad en la Liga.
ENGAÑOSA Lo que parecía ser una muestra fidedigna de recuperación terminó en otra decepción.
Luego de la vistosa goleada frente al Santos, las esperanzas de los seguidores Rayados se vieron renovadas, pero en la cancha del Estadio Jalisco no lograron acercarse, ni tantito, al nivel jugado hace apenas tres días.
Los jóvenes canteranos César Montes y López, ahora exigidos por la velocidad atlista, mostraron debilidad en las coberturas, falta de comunicación y de liderazgo.
Por los costados Walter Ayoví tuvo un primer tiempo para el olvido y Piris sigue sin mostrar por qué llegó al club como refuerzo.
Los cambios hechos por Mohamed con la intención de recuperar terreno se perdieron entre los minutos, principalmente el ingreso de Cardona, que también terminó convirtiéndose en otra engañosa esperanza.
Al parecer este Monterrey está destinado a lidiar con esta intermitencia futbolística por lo que resta del torneo.
Tony parece haber perdido las riendas de este equipo, que con el avance de las jornadas deja evidencias de que juega más por inspiración que por un sistema táctico ordenado.
La esperanza es la última en morir, pero alimentarse de ella cuando no está sentada sobre bases sólidas puede llegar a ser muy doloroso.
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