El orgullo de Euskal Herria
 
Ser del Athletic de Bilbao parece ser futbol, pero es mucho más que eso.

Si jugar únicamente con con futbolistas nacionales es plausible, hacerlo con jugadores de su región, refuerza ese mérito.

Esa es la medalla que porta orgullosamente todo aficionado del Bilbao: son los suyos quienes los representan.

Un club se distingue en el mundo por contar únicamente con vascos y tener ese sentido de pertenencia a flor de piel.

LaLiga volvió tras el parón por la pandemia y hoy el San Mamés reabre sus puertas, sin el poderoso rugido de su afición, para enfrentar al Atlético de Madrid.

Un duelo en el que alguna vez estuvo en disputa el título de una UEFA Europa League, pero también el orgullo de ser bilbaíno.

 
 
MOVILIZACIÓN
 
En las temporadas de 2011 a 2013, los Leones regresaron a los primeros planos europeos de la mano de Marcelo Bielsa.

Mientras que la Liga era (y lo sigue siendo) dominada por Real Madrid y el Barcelona, el entrenador argentino y sus muchachos avanzaban en las competiciones de la Copa del Rey contra el Barsa, y en la UEFA Europa League frente al "Atleti", dejando en el camino a equipos de renombre en el Viejo Continente como el Manchester United, Schalke 04 y Sporting de Lisboa.

El día que conquistaron Old Trafford, cerca de 10 mil vascos se apoderaron de la casa rival, otros miles asistieron a Alemania y a Portugal.

Para la gran Final, viajaron más de 3 mil kilómetros hasta desembarcar en Bucarest.

 
 
SUEÑO QUEBRANTADO
 
La inversión económica y la planeación para acompañar a su equipo no fue respondida en la cancha.

En la competición europea de 2011-12, un "Tigre" pudo más que 11 leones que olvidaron el espíritu de lucha y el atrevimiento que los llevó hasta ahí.

Radamel "Tigre" Falcao marcó un doblete y Diego consumó el 3-0 definitivo que acabó con el gozo aletargado de Euskal Herria, "la tierra de los vascos".

El mismo marcador en contra los condenó en la Copa del Rey frente al mejor Barcelona de la historia.

Al día siguiente, mientras explotaba el júbilo en Cataluña, en Bilbao, Marcelo Bielsa se hacía cargo de la derrota... y también señalaba a sus jugadores el significado de aquella derrota que trascendía a un resultado de futbol.

"Me parece inadmisible, muchachos, movilizar un pueblo, decepcionar a un pueblo. Porque no pierdan de vista, muchachos, que la decepcionamos. Porque vos si juegan dos Finales, las pueden perder, no 3-0, sino 5-0. Las pueden perder, no hay ningún problema. ¡Pero perder las dos Finales como las perdimos, muchachos! Sinceramente, no sé cómo lo ven ustedes", les decía Bielsa.

La afición bilbaína no dejó sólo a su equipo fuera del país español, menos en aquella Final en el Vicente Calderón que fue una sucursal de La Catedral.

"Es un pueblo tan extraordinario, muchachos, y ustedes son un desprendimiento de ese pueblo. Ustedes son ese pueblo. Ustedes son la misma clase de gente de la que estamos hablando. Gente extraordinaria, pero lamentablemente, muchachos, no estuvimos a la altura. Yo no tengo que reclamarle nada a nadie, pero por el bien de ustedes, por el futuro de ustedes, tengo la obligación de decirles eso: han decepcionado a un pueblo que no lo merecía y no hacía faltar salir campeón para no decepcionar", resaltaba el entrenador, porque eso es el Athletic: un club noble que no se nutre de títulos, sino de lograr representar dignamente en la cancha a su pueblo.

 
 
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