Señoras y señores, fue un fin de semana violento en el futbol mexicano. Esta vez no fue en las tribunas con las barras, sino por las jugadas en la cancha, ya que hubo tres jugadores que salieron severamente lesionados.
El primero es Hirving Lozano, tras una entrada durísima que se vio todavía mas aparatosa cuando le hacen una toma en la que se ve a los médicos curándole la herida.
Afortunadamente, "Chucky" no tardará tanto en sanar, pero, como he dicho otras veces, si no se cuida a ese tipo de jugadores, hábiles, inteligentes, rápidos, los van a terminar lastimando.
El segundo es un lance desafortunado de Andrés Andrade sobre Renato Ibarra que le rompe el peroné. Es una lesión que lo margina tres meses.
Y la lesión más complicada de entender es la que le hace un veterano como Rubens Sambueza a Isaac Brizuela, cuando el jugador de Chivas ya había ganado la posesión y le pone una plancha por atrás para romperle el tobillo. Brizuela está fuera del campeonato.
¿Qué acaso Sambueza no se da cuenta que en futbol mexicano le han pasado muchas? ¿Que le perdonaron una suspensión de un año por un cabezazo a un árbitro? ¿Por qué, a su edad, hace esta entrada tan fea para lastimar a un compañero de profesion?
Hernán Cristante en la semana dijo que Sambueza era perseguido por los árbitros, bueno, después de lo que hizo, tendría que ser perseguido por la Disciplinaria. Lo que pasa es que la Comisión tiene una serie de artículos que no sirven para nada y que no sancionan de verdad lo que pasa en las canchas, ni afuera ni adentro.
Es una falta intolerable, de una falta de ética terrible, con mala intención, con agravantes serios para lastimar a un jugador, sin importar la camiseta.
Esta falta sería sancionada fuertemente en cualquier parte del mundo menos en México, ¿por qué?, por los intereses que gobiernan al futbol mexicano y por todo lo que mueven debajo del agua.
Si la Comisión no cambia sus reglamentos, el futbol se le va a ir de las manos.
Mide de la misma forma una rotura de meniscos, con una herida de sutura y un codazo en la nariz. Para ellos todo es lo mismo y eso que fue el único jugador, de todos los que estuvieron involucrados en casos violentos, que fue expulsado.
Ese futbol ya no existía en México, pero con la llegada de tantos extranjeros que juegan otro tipo de futbol, ha vuelto.
El futbolista mexicano no es violento en la cancha, pero el que viene de fuera, muchos de ellos, sí llegan a ser violentos y con mala intención. Qué pena que pase esto en la Liga MX.
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