Señoras y señores: En estos 40 años de trabajo, nunca me había tocado vivir un encuentro tan intenso y con un final tan espectacular como el partido que protagonizaron el Barcelona y el PSG.
Es verdad que el cuadro blaugrana remonta, pero lo hace en dos ocasiones, se pone 3-0, está cerca del 4-0, pero se da cuenta el técnico del conjunto francés que no puede jugar tan atrás que en un contragolpe hace un gol vía Edinson Cavani, y ahí el Barcelona se cae, pero sólo unos cuantos minutos porque vuelve a tomar aire y viene la segunda remontada.
Porque el gol de Cavani fue como si abriera un nuevo partido, igual de emocionante por supuesto, que fue rematado por 3 goles llenos de fe, dos de Neymar, este grandísimo jugador que el miércoles fue la figura del cuadro español.
Ante el marcaje que le hicieron a Lionel Messi y su desaparición, apareció la gran figura de Neymar. El brasileño anotó un penal, marcó de tiro libre y propició el centro para el gol del triunfo de Sergi Roberto.
Que un joven como Sergi haya marcado el gol del pase, cuando en los entrenamientos su técnico siempre le dice que no le hace tanto ni al arcoiris, pues el miércoles lo hizo. El Barcelona terminó ganando un partido donde parecía imposible el éxito y lo consiguieron, apoyado por un público embravecido, con gran colorido y apoyado también por la timidez y mediocridad del Paris Saint Germain, fue increíble ver a jugadores de la talla de Cavani, Marco Verratti, Lucas Moura y del propio Ángel di María tan estáticos, tan parados, sabiendo que con un gol podían hacerlo... ¡Y lo hicieron! pero no pensaron en la reacción, no se dieron cuenta que iba a venir un equipo a todo vapor, que resolvió en unos minutos como lo hizo el Barcelona.
La única salida del equipo francés se acabó con una mano de Mascherano, que el árbitro no sancionó como penal, y sólo se quejaron, pero nada más.
El Barcelona se dio cuenta de la mala ubicación del PSG y se valió de todo para buscar la victoria porque hay que ver el quiebre que hizo Ter Stegen faltando un minuto de tiempo añadido para recibir una falta, un rebote, para que Neymar ponga la pelota en el área para el gol.
Es verdad, el miércoles Neymar encendió el Camp Nou y se encargó de reventar al PSG, todo lo demás que se diga queda fuera; que si el árbitro, que si ayudó, que si no, que si no marcó un penal, que si era mejor marcar el otro, nada.
Y hoy el conjunto catalán aparece en las quinielas como el gran favorito para llevarse la Champions, así cambia el futbol de la noche a la mañana, pero se necesita corazón... corazón de león como lo demostró el Barcelona.
Twitter: @joserra_espn |