Existía una gran diferencia: en aquel partido de diciembre de 1973 le urgía a México el triunfo y ahora va tan holgado hacia el Mundial que enfrentar a Trinidad y Tobago no será definitivo.
Fue esa una de las grandes pesadillas del futbol mexicano y de los niños que seguíamos a la Selección en el intento de clasificarse a Alemania 74.
Por esas cosas del escritorio, se jugaron tres eliminatorias consecutivas en una sola sede. Haití albergaría la que conducía a Germania, México la que clasificaría un equipo a Argentina 78 y Honduras la de España 82. Sobra recordar que el Tri sólo consiguió uno de esos boletos -el que jugó en casa y con marcha invicta-, fracasando en los otros dos pese a que a España ya clasificaban dos equipos de Concacaf.
Ese duelo contra Trinidad se jugó en el Estadio Sylvio Cator de Puerto Príncipe bajo un clima de vudú, temor, lesiones y según se dio después, gran irresponsabilidad del equipo mexicano.
Seguramente que perder ese duelo por cuatro a cero frente a Trinidad y Tobago fue más grave que la derrota ante Chile del siete a cero en la Copa América del Centenario. El rival no tenía nombre, carecía de trayectoria y entorchados. Pero pasó por encima del equipo mexicano, que probablemente jugó el peor partido de su historia.
Los dos goles de Everald Cummings en el primer tiempo y de Steve David y Warren Archibald en el segundo, no sólo dejaron al Tri maltrecho y sin boleto. También trajeron a los goleadores caribeños a jugar al Veracruz, resultando un fiasco: no tenían estructura de profesionales y su paso por la Liga mexicana lo demostró ampliamente.
Fue esa una de las grandes crisis en el futbol mexicano: hubo cambio de técnico, de presidente de la Federación y hasta se dejaron de transmitir durante un tiempo los partidos del torneo por televisión. Poco después se produjo en Juriquilla un golpe de timón para desconocer a Guillermo Cañedo y se armó toda una revolución.
Haití, favorecido por trabajos arbitrales llenos de dudas, fue el clasificado al Mundial.
Después de muchos sufrimientos en las últimas Eliminatorias a los Mundiales, el Tri camina -como lo hizo con La Volpe- hacia la meta rusa. Si gana mañana en Puerto España, tendrá el boleto amarrado en un 75 por ciento.
Es una pena que las lesiones se ensañen con el equipo mexicano, pero el liderato que ya ostenta con dos partidos jugados fuera de casa, hacen mínimos los temores para su presentación en Trinidad.
Vale la ocasión, sin embargo, para recordar aquella terrible noche del 14 de diciembre de 1973. A algunos les persiguió toda la vida porque nada pudo lavarla.
Es parte del registro de las noches más largas, de los capítulos más negros.
La historia hoy será distinta.
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