El malabarista del gol
 
Abundan adjetivos para describir a Arsenio Erico: "Hombre de Goma", "Acróbata", "Saltarín Rojo", "Mago" o "Malabarista", apelativos que elogiaban sus virtudes.

Nacido en el corazón de América Latina, Arsenio Pastor Erico Martínez (30 de marzo de 1915, Asunción) se distinguía por su plasticidad y prodigioso salto para rematar y marcar goles.

Creció en Barrio Obrero y debutó en Primera División con el Club Nacional, en 1930, a los 15 años. Dos años más tarde estalló la Guerra del Chaco, por lo que fueron suspendidos los campeonatos de Liga y Erico dejó los botines para enlistarse en el ejército para la contienda frente a Bolivia.

Por ordenes del director de la Cruz Roja, Andrés Barbero, el delantero regresó a su país para integrar una Selección de futbolistas paraguayos que haría una gira por Argentina y Uruguay, con la finalidad de recaudar fondos para los heridos de la tropa guaraní.

En Buenos Aires, el joven Arsenio maravilló a la gente del River Plate y el Independiente. Fue el equipo rojo el que logró el traspaso del jugador, con un permiso del Misterio de Defensa Nacional de Paraguay, por la situación que atravesaba el país.

 
 
REY DEL GOL
 
En 1934 comenzó la leyenda del "Paraguayo de Oro", con el Club Atlético Independiente. Erico se convirtió en el máximo goleador en Primera División argentina, con récord de 295 goles en 332 partidos. La admiración de los argentinos era tanta que le propusieron naturalizarse para representar a la Albiceleste en el Mundial de Francia 1938, además de ofrecerle 200 mil pesos, una fortuna en aquella época.

El delantero guaraní agradeció el gesto y se negó: "Ante todo, soy paraguayo", argumentó.

 
 
ALBIRROJA
 
Aunque fue uno de los mejores futbolistas paraguayos de todos los tiempos, no pudo jugar un solo partido con la Selección de Paraguay, debido a la reglamentación que existía en aquella época, que le impedía representar a la Albirroja por jugar en el extranjero.

Además, Paraguay no jugó las Copas del Mundo de 1934 ni 1938, y cuando se reanudó la competencia mundial, en 1950, después de la Segunda Guerra Mundial, Erico tenía un año de retirado.

 
 
BAILARÍN
 
La elegancia en el terreno de juego fue su principal bandera: "¡Es Nijinsky!", expresó el poeta francés Paul Morand, cuando vio jugar al paraguayo.

Tanto sorprendió su estilo que lo comparó con el ruso Vaslav Nijinsky, uno de los bailarines más dotados de la historia y que destacaba por la habilidad en los saltos.

 
 
LECTOR
 
Erico disfrutaba los libros y las charlas de café con sus compatriotas que vivían en el exilio. Uno de sus amigos era Augusto Roa Bastos, la mayor figura literaria del Paraguay.

Al escritor no le agradaba el futbol y Erico prefería evitar hablar únicamente de su profesión. "Más que hablar de futbol, prefiero jugarlo. En la historia de toda mi carrera, ya sea con mis compañeros, jamás hablaba de futbol. De cualquier cosa menos de pelota. Ni siquiera con mi mujer lo hago, a pesar de que ella es hincha fanática de Independiente. Yo siempre le digo a quienes vienen a visitarme: 'Entren, pero ya saben: nada de hablar de futbol'", confesó Erico, en su momento.

 
 
GALEANO
 
"Él tenía, escondidos en el cuerpo, resortes secretos. Saltaba el muy brujo, sin tomar impulso, y su cabeza llegaba siempre más alto que las manos del arquero; cuando más dormidas parecían sus piernas, con más fuerza descargaban de pronto latigazos al gol. Con frecuencia, Erico azotaba de taquito. No hubo taco más certero en la historia del futbol. Cuando Erico no hacía goles, los ofrecía, servidos, a sus compañeros", describió el escritor uruguayo Eduardo Galeano al paraguayo.

 
 
DI STÉFANO
 
La figura mundial del Real Madrid, Alfredo Di Stéfano, nunca ocultó su admiración por el artillero paraguayo.

"La Saeta Rubia" decía que Erico tenía un salto único y valía la pena comprar cada boleto de estadio para verlo jugar: "Mi ídolo de pibe fue Arsenio Erico. Porque era un artista del gol, un acróbata, un bailarín del área, un genio para jugar balones aéreos con la cabeza o con los tacos y, sobre todo, porque metía goles.

"Yo sólo fui un imitador de Erico. Es diferente a todo lo que vi. Un jugador notable. Todo lo que engloban, sin exagerar, las cinco letras de la palabra crack. Para mí, un malabarista de circo, un artista. Perdón, un gran artista", comentó el argentino-español.

 
 
CIGARRILLOS 43
 
En la temporada 1938, la industria tabacalera "Cigarrillos 43", le ofreció una jugosa cantidad de dinero al futbolista de la liga Argentina que marcara la misma cantidad de goles que su marca en los 30 partidos del torneo.

A falta de dos jornadas para concluir el campeonato, el delantero guaraní consiguió la cifra de anotaciones, por lo que, cuentan, en los partidos restantes, en lugar de intentar conseguir goles, se dedicó a dar asistencias a sus compañeros y no modificar su cuenta goleadora.

Finalmente, fue premiado por la tabacalera y repartió la suma con sus compañeros del plantel.

 
 
LEGADO
 
En Paraguay jugó únicamente para el Club Nacional y en Argentina, para el Independiente y el Huracán, en sólo siete partidos.

El estadio del equipo paraguayo tiene por nombre el de su máximo ídolo; el estadio argentino Libertadores de América nombró a la platea más importante del recinto como Arsenio Erico.

Una de las tribunas del Defensores del Chaco, el recinto deportivo más importante del Paraguay, lleva su nombre y en su mausoleo descansan sus restos.

Falleció en 1977, por un paro cardíaco, en Castelar, Argentina.

En 2010 fueron repatriados sus restos a su natal Asunción.

Ante todo, paraguayo.

 
 
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