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Las maravillas de Sao Paulo
Diego Milán | 09-07-2014
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Sé que el tema obligado es comentar la aplastante victoria de Alemania sobre Brasil, pero antes de entrar en tema voy a permitirme comentar sobre la parte de Sao Paulo que no había visto. Simplemente, ¡guau!

Incluso en Estados Unidos creo que muy pocas ciudades tienen esta infraestructura. Haberme limitado a conocer la famosa Avenida Paulista, la zona de Vila Madalena, la plaza de la República, la Arena Corinthians y el parque Ibirapuera fue realmente una gota dentro de una enorme pecera.

La ciudad merece 500 aplausos por su infraestructura vial, su limpieza y sus múltiples restaurantes de primer mundo. Me dejaron atónito las avenidas de 20 carriles, la excelente señalización y prácticamente todo lo que recorrimos.

Además, hoy, sin lugar a dudas, me comí la mejor picanha de todo el viaje, gracias a la recomendación de mi querido amigo Sergio Beas, quien suele venir por acá bastante seguido por cuestiones de trabajo.

El restaurante mismo que me recomendó Sergio estaba abarrotado a más no poder. Obvio que el 90 por ciento de los clientes eran brasileños y creo que si el caso era burlarse o echarles carrilla, un 2-0 hubiera sido suficiente, sobre todo porque para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo y mi bola de cristal ya me había dicho que Miroslav Klose iba a rebasar a Ronaldo en el récord de mayor goleador de la Copa del Mundo, precisamente con un gol contra la Verdeamarela.

Sin embargo, en el tema de la goliza, después del 3-0 esto ya se puso triste. Ya ni ganas daban de festejar y además, para cuidar la dentadura, ya de plano ni siquiera demostré en ningún momento que Alemania era mi favorito.

Las entrevistas que TV Globo les hizo a Julio César y a David Luiz me dejaron con un nudo en la garganta. Las lágrimas y las disculpas de David Luiz, quien para mi gusto fue el mejor jugador de Brasil en este torneo, me dejaron sin palabras.

Reconoció, como lo hace un grande, que Alemania fue infinitamente superior a ellos y creo que sí es necesario saber ganar, pero nos dio una cátedra de lo que es saber perder.

La gente en el restaurante y en general en toda la ciudad de Sao Paulo quedó devastada. Creo incluso que he de haber roto algún récord por haber transitado la ciudad tan libremente de un lado a otro en escasos 30 minutos.

Ya me habían advertido que esta ciudad tiene un tráfico de locos, pero esta vez quedó simplemente como pueblo fantasma.

 
@hungaro_camara
 
 
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