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Abierto para la historia
Rafael Alarcón | 19-07-2016
en CANCHA
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"Hubiera querido ser más Tom que Jack, es un sentimiento agridulce".

Phil Mickelson en referencia al Duelo del Sol en 1977
 
 
Es difícil encontrar las palabras adecuadas para describir la grandeza de golf jugado por Henrik Stenson y Phil Mickelson en los cuatro días del Abierto Británico. Sólo puedo recordar en la historia algo similar, lo que fue llamado entonces el Duelo del Sol en el mismo torneo, pero hace 39 años, entre Jack Nicklaus y Tom Watson al escenificar un choque de tal magnitud.

En aquella ocasión Watson venció al mejor de todos los tiempos con rondas de 68-70-65-65 contra 68-70-65-66 de Nicklaus, quien describe lo visto el domingo en el campo de Royal Troon, en Escocia, como "fantástico". El experimentado jugador inglés de grandes escenarios y cronista del medio Nick Faldo dijo que "fue un juego perfecto para campo Links".

Mickelson y Stenson se enfrascaron en una batalla grandiosa por 4 días de un ir y venir de grandes golpes, jugadas valientes con intención del tipo agresivo-inteligente y donde al final reinó el sueco.

Tan sólo en la última ronda Mickelson hizo un score de 65 golpes sin bogie alguno, con cuatro birdies y un águila. Por su parte, Stenson, quien había iniciado con un golpe de ventaja, hizo score de 63 golpes con 10 birdies y dos bogies de tres putt. El score de 63 es también el más bajo para una última ronda en la historia del Abierto.

Stenson es un gran jugador que no ha ganado todo lo que podría y ha tenido batallas internas que superar. Hace tres años, dominó el PGA Tour y el European Tour, pero luego se estancó un poco. Tiene una fortaleza física enorme, pero bien se vio que fue un juego completo lo que resaltó.

Jugó el campo sin usar el driver en la salidas, con la tres de madera y fierros largos mantuvo la bola dentro de los estrechos fairways, con los segundos golpes su control de distancia, a pesar del viento, fue fenomenal y por eso se dio tanta oportunidad de birdies, y los putts entre tres y seis metros parecían ser "dadas".

Por su parte, Mickelson jugó, en mi opinión, el mejor major de su carrera y terminó segundo. Nunca se le había visto tanta precisión y calma para tomar buenas decisiones y embocar los putts cortos que solía fallar en momentos apremiantes. Se notó que le funcionó hacer con el putt un movimiento corto y firme.

Mickelson es también uno de los grandes jugadores de nuestros tiempos y, si tal vez no ha ganado más majors en su carrera, es porque él mismo los dejó ir. En esta ocasión elevó su juego como lo hizo en el Masters de 2010, pero Stenson se cruzó en el camino con ese golf magistral.

El Abierto no sólo fue un despliegue de golf fantástico, sino también una muestra de que la fraternidad y rivalidad natural e ímpetu de ganar dentro de la cancha conviven en el golf. Así como Watson y Nicklaus salieron abrazados hace 39 años, también lo hicieron Stenson y Mickelson, los dos sabiendo el significado de haber vivido y escrito un capítulo para la historia del golf.

Hasta el próximo green.

 
 
rafaelalarcongolf@gmail.com
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