Amables aficionados: en el infierno de Dante, debe haber un lugar muy especial para aquellos que han abusado sexualmente de niños.

Hace unos días se destapó otra cloaca, al darse a conocer documentos jurídicos que hablan del abuso, por muchos años, de Jerry Sandusky, asistente de Joe Paterno en la Universidad Estatal de Pennsylvania.

Esto salió a colación por una demanda de la aseguradora de la universidad a la institución, ya que ésta ha llegado a arreglos económicos con docenas de los afectados, y, como paga la aseguradora, ya se le está haciendo mucho.

Este escándalo toca a todos, incluyendo sin discusión al patriarca Paterno (que nunca hizo uso correcto de su apellido), porque ahora se sabe que desde 1976, un niño de 14 años se quejó con él de que Sandusky le había hecho una penetración digital rectal en la zona de regaderas del vestidor. Para su eterna vergüenza, Paterno le contestó que no lo molestara con esos detalles, que su única preocupación era la temporada.

Las violaciones en el vestidor eran un secreto a voces, pero el poder de Paterno era similar al que tuvieron en su tiempo Paul "El Oso" Bryant en Alabama y Darrell Royal en Texas, eran más poderosos que el rector.

Sólo así se entiende que estos actos de lesa humanidad pudieran seguir impunes por tantos años. Porque lo sabían Mike McQueary, un asistente que reportó en el 2001, a Paterno directamente, haber visto a Sandusky violando un niño, así como los también asistentes Tom Bradley y Greg Schiano, quienes ahora, cobardemente y tratando de no tener problemas en sus trabajos, niegan haber visto a Sandusky haciendo de las suyas.

La primera vez que las autoridades se dieron por enteradas de los abusos fue en 1998, cuando una mamá reportó a la policía que Sandusky había metido a su hijo de 11 años a la regadera con él. El fiscal Ray Gricar desechó el caso, y misteriosamente desapareció en el 2005 sin que se haya vuelto a saber de el.

¿Y de dónde llegaban tantos niños a manos del sátrapa? Pues de una organización "caritativa" que él mismo fundó llamada "Segunda Milla", supuestamente para ayudar a niños de escasos recursos.

En este vergonzoso caso de delincuencia organizada y abuso sexual, la justicia sólo cobró una víctima, Jerry Sandusky, quien purga una condena de 30 a 60 años de prisión. Bradley y Schiano, testigos de los abusos, ahora esconden la cabeza, y sobre Paterno, quien murió en el 2012, sigue la confrontación entre los que quieren que su estatua, que fue removida hace unos años cuando se dio el escándalo, sea repuesta en su lugar, y los que quieren que desaparezca permanentemente.

Pudiera haber otro uso para la estatua si recordamos aquellas palabras: "aquél que escandalizare a estos pequeñuelos, más le valdría atarse al cuello una rueda de molino y echarse al fondo del mar".

Por el momento, hacemos una pausa...

 
fvonrossum@reforma.com