Hoy surgirá el primer finalista y mañana el otro.
Del Estadio Universitario en San Nicolás, esta noche saldrá el equipo regiomontano que primero el próximo jueves y después el domingo juegue por el título ante quien mañana salga airoso entre el León y el América.
Para los Tigres, lo primordial será encontrar en su funcionamiento el debido balance para cumplir con dos objetivos: ser lo suficientemente ofensivos para conseguir el gol que necesitan para avanzar, y hacerlo sin sacrificar un ápice esa solidez defensiva que le impida al Monterrey anotar un gol que podría darle al duelo un rumbo definitivo.
Y para los Rayados, con otra forma de jugar y amparados en sus propias características, el principal objetivo es muy parecido: defender con orden y eficiencia la ventaja adquirida, pero sin renunciar a la posibilidad de ampliarla para así hacer valer el factor del gol de visitante que tanto puede pesar en estos casos.
Ambos equipos, con el potencial suficiente como para encargarse de ofrecer, finalmente, ese gran partido que esta Liguilla sigue debiéndole al futbol. No los pequeños lapsos de buen juego (como lo fueron, magníficos, solamente los primeros 20 minutos del pasado miércoles), sino ese partido redondo, brillante y de ambos lados, que no se ha ofrecido en esta fase final.
Aunque algo allanaron el camino los Rayados con su mínima ventaja, y sobre todo el León por obtenerla como "visitante" (en cancha neutral), para nada pueden considerarse resueltas sendas semifinales.
Ni puede descartarse en estos partidos de vuelta un 1-0 favorable para los Tigres o cualquier otro triunfo del conjunto local por dos o más goles, ni una victoria americanista que no sea de 1-0.
De hecho, aunque la ventaja obtenida por el León en la cancha queretana tiene más peso en el papel, ese resultado está muy lejos de reflejar lo que sucedió en ese partido, en el que fue mejor el futbol desplegado por los americanistas. A diferencia de lo sucedido entre el Monterrey y los Tigres, con ese 1-0 que se quedó corto para plasmar en el marcador la superioridad rayada.
Ciertamente, si de antemano el León y el Monterrey se veían como ligeros favoritos para avanzar a la última instancia, con los resultados obtenidos en los primeros 90 minutos ampliaron esa condición de firmes candidatos a finalistas, pero tanto los Tigres hoy como el América mañana cuentan con argumentos de sobra para aspirar a revertir las cosas.
Si lo pusiéramos en números y probabilidades, tal vez pensaríamos en 77% para el León, 66 para el Monterrey, 34 para los Tigres y 23 para el América.
Es decir, que se trata de dos series para nada definidas; solamente encaminadas.
Entre hoy y mañana sabremos en qué acaban, y si crece el nivel futbolístico de una Liguilla que ha estado lejos de brindar el futbol esperado.
Ojalá que sí.
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