Señoras y señores, da la impresión que la tormenta se apaciguó, pero es un hecho que, a su paso, se llevó varios barcos y caló hondo.

El que los árbitros, un grupo de afiliados a la FMF, se hayan juntado para proteger y pedir respeto, terminó con una sanción más fuerte que la primera que había dictado la Disciplinaria y con la que pensó que se los quitaría de encima.

Los directivos, encabezados por Decio de María, minimizaron al gremio arbitral. Pensaron que los podían manejar como simples empleados. Pero los árbitros no cedieron y toparon hasta el final, y consiguieron así que se dictaminara un castigo más severo: un año para Pablo Aguilar y Enrique Triverio, lo que pidieron desde el principio.

Parece que los silbantes están unidos, trabajan juntos, algo que se ve muy poco en el futbol mexicano. Sin embargo, ahora viene la exigencia hacia ellos en su trabajo.

De entrada tienen que prepararse mucho mejor y no entrenar en el campo de la FMF.

Deben fomentar respeto y armonía con los jugadores porque el futbol es una parte pequeña de la gran sociedad, que tiene cosas mucho más importantes que el futbol.

Se deben comprometer a ejercer disciplina y a hacer trabajos de cancha enfocándose en su mayor esfuerzo para que no haya más equivocaciones que condicionen partidos o marcadores.

Ojalá así sea para que los medios no hablemos tanto del arbitraje y nos enfoquemos en el futbol.

Yo me he cansado de poner de ejemplo el Barcelona-PSG, que fue una remontada espectacular, que nunca se había visto en la Champions. Si el árbitro influyó o no, el ejemplo lo dieron los jugadores del París que salieron con la cabeza abajo. Tuvieron que soportar las duras calificaciones de la prensa francesa.

Aquí en México generalmente los medios damos demasiada importancia a los silbantes y resultan estar por arriba del futbol.

La resolución obtenida por los árbitros fue una afrenta bien encaminada contra los federativos, a quienes les bajaron los pantalones e incluso también a los dueños, quienes deben estar muy molestos.

Han pedido la cabeza de dirigentes, como lo haría cualquier empresa cuando un director te lleva a la huelga. Y como se manejan los dueños, no es que vayan a tomar represalias inmediatas, pero sí van a exigir que el árbitro sea más preparado.

Y el árbitro va a pedir que no se viole la cédula para evitar que directivos bajen a golpear puertas o increparlos.

Hemos vivido algo que nunca había pasado en México y esperemos que deje algo bueno, que abra las puertas para que los futbolistas hagan su Asociación.

El futbol mexicano tocó fondo, ojalá resurja pronto.

 
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