Portar una corona, ostentar un cargo, ser señalado como uno de los mejores, representa una obligación.
Paulo Dybala es mencionado como el más probable sucesor de Messi y responde con tres golazos este fin de semana con la Juventus.
Neymar cuesta una fortuna y su nuevo equipo experimenta un importante salto de calidad gracias a sus aportaciones en el campo.
River en Argentina guarda a sus titulares para intentar darle la vuelta en la Libertadores al tres a cero con que perdió con Willsterman de Bolivia y aún con algunos novatos de 18 años sacó adelante su jornada de fin de semana ganando como visitante.
Llamarse Chivas, América, Pumas o Cruz Azul en nuestro medio implica, en su medida, una obligación de respuesta similar.
Aunque hay otros nombres cada vez más poderosos como los de Tigres, Rayados o Toluca, el peso de las grandes confrontaciones recae más en la espalda de esos cuatro, los más populares y poderosos en la precepción nacional del mercado futbolero.
Cada futbolista, cada club del mundo, tiene una primera tarea que no siempre puede cumplir: la de ganar su partido, ser competitivo en un mundo que cada vez lo es más y mantener a gusto a sus seguidores.
Pero existe otra que no todo mundo asume: la de seguir siendo referencia ante todos los demás para preservar y enriquecer su historia.
El calendario de los próximos días ofrece esa posibilidad a algunos de los señalados.
Tres clásicos tienen una tarea más sublime que la ya dificultosa de intentar ganar por cada uno de los participantes: necesitan entusiasmar, generar nuevos recuerdos para hablar de ellos en el futuro y corresponder al lugar que todos ellos tienen.
Chivas y Atlas no están de festejo pero verse las caras en la Copa Mx tiene que potenciarlos a ambos.
Igual que América y Cruz Azul, mañana por la noche en el Azteca, que deberían tener más argumentos para hacer crecer el torneo y alimentar su rivalidad.
No se diga menos del Clásico del fin de semana entre América y Chivas, que puede ser determinante para el futuro del campeón defensor, hoy sufriendo con su capa caída pero ilusionado con el tiempo que le queda para revertir.
Las combinaciones que nos deparó la Copa MX, además de Clásico que se aproxima en la Liga, representan una oportunidad de halagar el paladar de ese pobre mendigo -escribió Galeano- que vaga por los estadios del mundo en busca de una jugadita que le llene los ojos.
Los cuatro equipos involucrados dejan jugar porque suelen salir a ganar, más allá de su actual y diferente momento.
Que los involucrados sellen el refrendo del peso que tienen en el pasado y el presente de nuestro futbol, para seguir creyendo en ellos en el futuro.
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