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Una de cal
José Pablo Coello | 16-01-2018
en CANCHA
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Tras aquella época dorada en la que Bud Grant los llevó cuatro veces en siete años al juego por el título, la fiel afición de Minnesota lleva más de cuatro décadas esperando el regreso de su equipo al Súper Tazón. Es cierto que a través de todos estos años han llegado a tener equipos muy competitivos y figuras legendarias, pero de la misma forma, la historia de esta franquicia ha estado plagada de oportunidades desaprovechadas y derrotas dramáticas.

Hay quien asegura que la mala fortuna de los Vikingos empezó con el nacimiento del término "Hail Mary", en diciembre de 1975. En aquel playoff divisional, Roger Staubach completó un pase desesperado con Drew Pearson para ganar un partido que parecía perdido, eliminando a Minnesota en el último aliento. Cuando el mariscal de campo de los Vaqueros declaró que tras lanzar el pase había elevado una plegaria a las alturas, el término "Ave María" se convirtió en un término genérico para definir ese tipo de jugadas.

A partir de aquel descalabro, el destino parece estar empeñado en hacer sufrir a los fanáticos de esta organización. Hace 19 años, el extraordinario pateador sudafricano Gary Anderson falló un gol de campo que les habría dado la victoria en tiempo regular sobre Atlanta, y los Halcones ganaron el trofeo George Halas en tiempo extra. Once años más tarde, de la mano de Brett Favre, los Vikingos volvieron a instalarse en la antesala del Súper Tazón, pero el veterano mariscal de campo cometió un error imperdonable, y otra vez en el alargue, los Santos salieron con la mano en alto.

Sin embargo, el domingo pasado, este largo camino de frustraciones pudo haber llegado a un punto de inflexión. El "Milagro de Minneapolis", una jugada de la que se hablará por generaciones tanto en Minnesota como en Louisiana, ha vuelto a poner a los Vikingos a un triunfo de su quinta aparición en el Súper Domingo.

Hay quienes aseguran que para ser campeón en la NFL hacen falta varios ingredientes, incluyendo al menos una pequeña dosis de suerte. Es indudable que Mike Zimmer ha hecho un trabajo brillante al frente de este equipo que tiene argumentos deportivos de sobra para darle a la ciudad el primer título de su historia.

Y por si hiciera falta, luego del increíble triunfo sobre Nueva Orleans, tal parece que esta vez la diosa fortuna también está del lado de los Vikingos.

 
 
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