Sana distancia
 
Cuántos casos no se habrán visto de talentos que se quedan en el camino por el inevitable control del papá bienintencionado pero que termina por convertirse en un fardo en la carrera del hijo.

Hablando en tono del bigotón Ricardo La Volpe, podríamos citar a "los Luis Ángel Landín, a los César Villaluz, a los Arnhold Rivas", jugadores con un techo mucho más alto, pero que terminaron chaparritos.

O qué tal el caso de la "Momia" Gómez, idolazo del 2011 pero que su señor padre cobraba hasta por las entrevistas.

Afortunadamente no todos son casos perdidos y les voy a dar dos ejemplos de futbolistas que alcanzaron a ver desde fuera el bosque completo.

Marco Fabián se liberó del yugo de su padre, que como buen ex futbolista le solapaba y le consentía vaaarias actitudes que no iban con un profesional. El ex "Mar-Quito" dejó atrás sus travesuras de Ecuador y, aunque lleva una relación cordial con su familia que dejó en Guadalajara, ha tomado un camino de madurez en Alemania, de la mano de la relación formal que sostiene con la periodista española Andrea Sánchez.

Hay otro caso digno de reconocer, pero más escabroso y doloroso. Ocurrió en ese mismo vestidor que alguna vez pisó Fabián, y se trata de Carlos Salcedo.

El ex defensa de Chivas de plano tuvo que romper por completo con los suyos, sobre todo con su padre -que también era su promotor- pero que digamos no era el mejor de los asesores para la carrera futbolística del retoño.

Salcedo encontró un representante estadounidense que le decía lo que debía saber, no lo que quería escuchar, y de la mano de Lyle Yorks y sus contactos europeos logró saltar a la Fiorentina y encontrar la paz que buscaba.

Hoy el "Titán", ya con dos años europeos, a los 24 vive su mejor momento, demostró con Selección que es capaz de lanzarse de cabeza y romperse el hombro por alcanzar su sueño, recuperarse en tres semanas y estar a la puerta de su primer mundial.

La sana distancia que supo tomar la ha rendido frutos en la compra definitiva de su pase que hizo el Eintracht de Frankfurt y un contrato hasta el 2022.

Estas historias no llevan como destinatario a los chavos que me leen, sino a los papás que creen que están ayudando al hijo y en lugar de eso los perjudican.

¿Sabían que ya hay ligas infantiles que prohiben la entrada a los padres gritones? Ahí se las dejo.

 
 
¿Trampa colombiana?

Pues ayer se ventiló un nuevo capítulo de la triste historia que dejó a un jugador de la calidad y el momento de Rodolfo Pizarro fuera de Rusia 2018.

Juan Carlos Osorio compareció con los medios que tienen derechos de transmitir los juegos del Tri y se encargó de explicar por qué llamó a unos y por qué dejó a otros fuera. O bueno, eso intentó.

"Contra Croacia era darle la oportunidad de jugar en su posición natural, ahí juega Rodolfo, en donde mejor muestra sus virtudes, libre por detrás del punta, entonces mi idea era tener el rombo y hacer superioridad numérica 4 contra 3 y... no lo pudimos hacer", detalló, señalando los malos 45 minutos del volante.

Peeeeeeeero a la mente me vino la explicación de Pizarro en aquella entrevista con CANCHA, en donde explicó todo lo contrario.

"Con Selección Mexicana he tenido 45 minutos en un año; realmente, no he tenido oportunidades", tómala. El primer dardo.

"Es que en ese sistema (de Osorio) yo no me puedo salir a las bandas ni nada. No teníamos espacio entre los volantes. En ese rombo no había mucho espacio. Si tú te fijas, me dicen mucho a mí, pero en realidad no sé quién hizo un buen partido".

O sea que de libertad no hubo tal.

Aunque Juan Cambios diga que le dio oportunidad a toooooodos de mostrarse, en el volante de Chivas quedó la sensación de que le aplicó una trampa.

Imagínense, "usted me va a jugar ahí donde le gusta, pero no me rompa el rombo", no pos chulada.

A final de cuentas para mí queda claro que como seleccionador no le gusta y pues está en todo su derecho.

Vivimos en un planeta en el que Zlatan Ibrahimovic se queda fuera del Mundial pero Giovani dos Santos sí va. Ni hablar.

 
 
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