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No hay salida fácil
José Pablo Coello | 29-05-2018
en CANCHA
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La NFL sigue buscando la forma de terminar con la controversia generada por las protestas de algunos de sus jugadores durante la ceremonia del himno nacional y, en ese proceso, parece estar complicando el problema cada vez más.

Y es evidente que los dueños y el comisionado parecen haber elegido una ruta poco inteligente y hasta torpe, pero está claro que no hay una solución sencilla en un entorno tan polarizado y ante la presencia de un presidente como Donald Trump.

De entrada, vale la pena señalar que el conflicto que hoy estamos atestiguando está íntimamente relacionado con el dinero.

Aunque el himno nacional formó parte durante décadas de las ceremonias previas a los juegos, la presencia de los jugadores en el campo se daba únicamente durante el Super Bowl. No fue sino hasta después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, que los jugadores dejaron el vestidor para estar en la cancha mientras se entonaba el himno, y solamente a partir de la temporada del 2009, esto se convirtió en una práctica común.

Sin embargo, los más de 6 millones de dólares que el Departamento de Defensa le pagó a la NFL y a otras organizaciones deportivas entre 2012 y 2015 son la evidencia de que se trataba de un "patriotismo pagado".

Aún así y luego de haber librado la controversia que generó esta información para la NFL tenía mucho sentido mantener esta estrategia que parecía mantener contentos y satisfechos a la mayoría de sus clientes.

Las cosas se complicaron inesperadamente con las protestas de Colin Kaepernick y la llegada de Donald Trump al poder. El ex mariscal de campo de San Francisco nunca buscó faltarle al respeto ni a las fuerzas armadas ni a la bandera, sino generar consciencia en torno a los abusos de las autoridades policiales en contra de las minorías.

Aun así, su carrera en la NFL se terminó en cuanto el contrato que tenía con los 49ers llegó a su fin. La presión del presidente electo y la molestia que Kaepernick generó en la base de aficionados más conservadores provocó que ningún equipo se atreviera a firmarlo.

Buscando que el fenómeno de Kaepernick no vuelva a repetirse, Goodell y los dueños anunciaron que cualquier jugador que salga al campo para la ceremonia del himno tendrá la obligación de ponerse de pie y evitar aprovechar ese momento para realizar cualquier tipo de protestas.

La medida enfureció a la Asociación de Jugadores por no haber sido tomados en cuenta y por considerarla un atentado contra la libertad de expresión, al tiempo que Trump felicitó a los dueños y al comisionado por la determinación.

La NFL aparentemente se ha quedado sin margen de maniobra. No puede regresar a todos los jugadores al vestidor (lugar que ocupaban hasta antes del 2001) y mucho menos cancelar la ceremonia del himno, pero tampoco parece ser capaz de garantizar que las protestas se terminen, más allá de las sanciones económicas y los castigos de 15 yardas para quienes violen el nuevo reglamento. Y, lo que está claro es que buscando evitar que se siguiera hablando de este tema, han conseguido ponerlo de nuevo en el centro de la polémica.

 
Twitter: @JosePabloCoello
 
 
 
 
 
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