Si los Fantásticos de Marvel son cuatro, tal vez por extensión también se limita a ese mismo número a los llamados grandes del futbol mexicano. También funcionan en cuarteta como si no pudieran haber mas; como si los cupos estuvieran llenos y fuera imposible abrir espacio para alguien mas.

A diferencia de los superhéroes vestidos de azul que son producto de la ficción de la mente del extinto Stan Lee, los de la Liga MX son de la vida real y nacieron en diferente momentos para reunirse a través del tiempo en esa cofradía que anima los torneos: marcando los mayores índices de popularidad y siendo los más vendedores en los dos conocidos aspectos de la mercadotecnia futbolera: la oficial y la pirata.

Del América y las Chivas hay que agregar poco a lo que registra la conciencia popular siendo, desde lejos en el tiempo, los más notables de todos.

El Guadalajara tiene las características naturales que le hacen un gran personaje: mexicanísimo, provinciano en el buen sentido de la palabra, hábil y popular. Pero además, campeonísimo. Los años 60 lo pusieron para siempre en un pedestal irrenunciable.

De las antenas de la televisión mexicana, aún en ciernes en esa misma década, una visión creó al gran antagonista.

Emilio Azcárraga Vidaurreta compró a Isaac Besudo, dueño de una compañía refresquera nacional, a un equipo que reunía las condiciones necesarias.

América, que ya había sido campeón de 1924 a 1928, cuyo capitán fue el primero de la Selección Mexicana en su primer viaje internacional a Guatemala y que tenía entre sus filas a otro pionero -Carlos Garcés- que inventó el siquitibum por el sonido del tren sobre las vías en ese primer viaje, tenía historia suficiente.

No era un equipo inventado. Era un club pionero que fue transformado en el contrapeso de las Chivas. Por poderoso económicamente, porque importó desde entonces lo mejor posible del extranjero, porque fue diseñado para ser querido u odiado, pero siempre visto.

De las anécdotas, historias y broncas generadas por esa rivalidad, se asió el futbol mexicano para crecer mercadológicamente. Buenos equipos ya había antes. Pero ser parte del escenario mediático, tener características tan opuestas y representar a dos de las ciudades mas importantes de la geografía, hicieron reunir los elementos ideales.

Durante la construcción de esta historia con personajes célebres de ambos lados, apareció en escena un gran retador para el América.

Cruz Azul, nacido en el estado de Hidalgo, se mudó a la capital y emprendió una historia brillante. De 1971 a 1974 logró un tricampenato que inició haciendo pedazos a los millonarios americanistas -lejos aún estaba eso de "Águilas"- con un 4-1 que destronó a los dueños del Azteca en una Final consagratoria.

La cantera celeste era abundante y luminosa. Llegaron los nuevos ídolos -Muciño, Alejándrez, Pulido, Nacho Flores- que con extranjeros como Marín, Quintano y Eladio Vera, le plantaron cara a sus contrapartes americanistas.

Cruz Azul habrá aprovechado la desaparición momentánea del Necaxa para hacer mas amplio su patrón de seguidores. El anti-americanismo, deseoso de ejercer en horas bajas para el Guadalajara en esos años de esplendor azul, se vio alimentado una vez mas. La Máquina era una excelente opción que en los 80 ganó otros dos títulos al hilo y perdió la tercera Final ante el nuevo chico de la cuadra.

Poco populares desde su ascenso hasta en la comunidad universitaria que era amante del futbol americano, los Pumas reunían otros rasgos -distintos a los de Chivas- para añadirse como el cuarto en discordia.

Los auriazules representan al estudiantado, a la juventud inquieta y opuesta a la burguesía; a los enemigos naturales de lo establecido.

Al mexicanísimo, al rico y al retador de peso completo se sumaba ahora el joven soñador.

Pero le faltaba el mejor artículo de mercadotecnia que tiene el deporte: triunfos.

Una copa ganada al Toluca a la mitad de los 70 fue el preludio de la conversión.

Mejía Barón, Vázquez Ayala, Sanabria, Bora, Cabinho, Cándido, Cuéllar, Manuel Manzo, Hugo Sánchez y Luis García fueron algunos de los nombres que hicieron historia en diferentes etapas para lograr títulos, conquistar partidarios y engrandecer la trilogía.

La centralización de los medios de comunicación, la concentración de la población en esas zonas urbanas y otros factores ayudaron a que la popularidad de los cuatro resistiera -en algunos casos- largos años sin títulos.

La inercia, sin embargo, no dura toda la vida. Es necesario renovar votos.

Por eso, Tigres, Rayados, Toluca y Pachuca avanzan en el tablero reclamando un lugar alternando títulos, animando la liga y a veces representando con éxito al futbol mexicano en la escena internacional.

El mapa está cambiando.

Aunque nos obstinemos en que el número de grandes sea de cuatro, otros han logrado mas que algunos de ellos en los últimos 20 años.

El cuadro de honor tiene que ser ampliado.

 
 
FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ
 
· Trabajó en Imevisión -luego TV Azteca- desde 1985 hasta el 2000.

· Participó en la creación de Estadio TV -Hoy TDN- en 2006 y dirigió contenidos hasta 2019, junto con la dirección editorial de Televisa Deportes de octubre de 2016 a marzo de 2019. Hoy preside el Consejo Editorial.