Amables aficionados: el problema de los errores arbitrales en la NFL ha llegado a un extremo tal que el comisionado Goodell ha tenido que salir a dar la cara.

"Está llegando a ser un asunto de integridad", comentó después de la junta de dueños en donde el problema se abordó.

El caso es que varios juegos han sido decididos directamente por las pifias oficiales y otros al menos inducidos hacia el resultado final.

Esto es de extrema gravedad.

A Baltimore le quitaron un triunfo al no marcar una formación ilegal contra Jacksonville en el gol de campo definitorio; a Detroit igualmente, al no marcar un castigo contra Seattle cuando ilegalmente echaron el balón fuera de la zona de anotación; el silbato "errado" que eliminó un anotación, el manejo incorrecto del reloj en varias ocasiones, el inexistente castigo contra Detroit del jueves pasado que permitió ganar a Green Bay, y el equipo de oficiales que lo hizo tan mal en un partido reciente que les quitaron su asignación del juego nocturno dominical de esta semana para mandarlos a silbar el Nueva Inglaterra contra Filadelfia. No quisieron exponerlos al ridículo nacional de ese encuentro.

Aquí no hay más que dos sopas, o la calidad del arbitraje y de los nuevos oficiales (20 por ciento está en su primero o segundo año) se ha desplomado, o ni quisiéramos pensar en la segunda, consigna para beneficiar o perjudicar a determinados equipos. Esta última se antoja la menos probable porque, de confirmarse, sería el fin de la Liga.

El joven supervisor de los oficiales, Dean Blandino, se defiende aduciendo que el porcentaje de errores es similar al de la temporada anterior. Imaginen a un funcionario público diciendo que las cosas van bien porque se tiene el mismo número de homicidios del año anterior. Absurdo. Explíquenle eso a equipos que pudieran quedar fuera del Playoff por uno de esos tantos errores.

No sé qué vaya a hacer la NFL. Hablan de tener a árbitros de tiempo completo, pero eso sólo los haría empleados más directos de la Liga y por ende sujetos a las normales presiones del jefe. Por ejemplo, si es del dominio publico que el enemigo número uno de Tom Brady y los Patriotas es el comisionado, el jefe de los oficiales, ¿a dónde creen que van a lanzar el pañuelo en una decisión cerrada y clave en un encuentro?

En fin, es un problema con muchas aristas y difíciles soluciones.

Por ahora, hacemos una pausa...

 
fvrossum@elnorte.com