Una de las conclusiones principales de la teoría económica liberal es que el bienestar de un individuo o una sociedad se maximiza cuando el mercado opera bajo las alas de la competencia.

Siguen polemizando sobre el número de extranjeros y naturalizados en nuestra Liga, competencia y exigencia directa para las jóvenes promesas del futbol azteca, que deberían utilizarla como un incentivo de superación, pero que algunos directivos quieren hacernos pensar que lo que exige un mercado globalizado y en crecimiento, como es el futbol mexicano, es dañino y perjudicial para la evolución del balompié nacional.

Quitarles esa competencia a nuestros jóvenes sería actuar como los padres consentidores, que les dan todo en bandeja de plata a sus hijos y luego se decepcionan que sus pequeños no salieron unos gladiadores de la vida como fueron sus "viejos jefes" en su momento. Exiges poco y obtendrás frustraciones.

Señores, quienes son padres de hijos ya grandes entienden lo que quiero decir, en resumen es: difícilmente crecemos como individuo o institución si no hay competencia.

En nuestra ciudad está el ejemplo vivo y sano de la competencia que sigue impulsando a Tigres y a Monterrey a ser mejores equipos e instituciones mas reconocidas.

Esta poderosa fuerza ha hecho del Monterrey el equipo de la década hace unos años y prácticamente está obligando a que los Tigres repita o mejore lo hecho por su archirrival deportivo, y me es grato reconocer que los felinos están avanzando por el camino correcto.

Sin la necesidad de hablar de obligación, sólo con el hecho de ver al Monterrey estrenar su estadio BBVA los Tigres empezaron con la inquietud de tener su nueva casa, y seguro querrán una más imponente que la de su vecino de enfrente.

El proyecto de un nuevo estadio para 80 mil aficionados sobre el lecho del Río Santa Catarina, inicialmente con la intención de albergar a ambos, recobró fuerza en los últimos días y será analizado con mayor atención y cariño por parte de la institución que dirige la cementera.

Ésta es una muestra clara de la presencia materializada causada por la sana y necesaria competencia que se ha generado en los últimos 15 o 20 años entre esos dos equipos que vivían al día en nuestro país y en el anonimato total a los ojos del futbol internacional.

Hoy tanto los aficionados del Monterrey como de los Tigres deben sentirse orgullosos por ver a sus equipos reconocidos en otros países, respetados, exigidos y fuertes contendientes al título de campeón de nuestra liga.

Que este ejemplo de crecimiento y sana ambición de nuestros equipos sirva para hacer entender a los que quieren trascender, individuos o instituciones, que no hay impulso mas poderoso que el generado por la competencia.

 
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