Todo esto llamado Copa Oro ha sido como un programa de concursos. De esos de pruebas escurridizas que adoran los programadores de televisión donde cualquier despiste o error te aleja del premio mayor. De esos que, con música dramática y planos cerrados al concursante para verlo sudar, generan un alto rating aún cuando el objetivo es acomodar vasos en forma de pirámide o soplarle a pelotitas de ping pong en una tabla inclinada.
Pues Martino ha ganado el concurso y siendo sinceros, fue más difícil de lo esperado. Cada obstáculo tuvo su grado de complejidad sin considerar los tres primeros: Cuba, Canadá y Martinica. (Como todo concurso, es necesario que el competidor no desfallezca en los intentos iniciales). Es parte de la esencia de un intrépido programa. Llenar de ilusión al competidor para que sienta que es posible llegar a la última etapa.
Pero Martino no lo ha conseguido por sí solo. Él orquestó y elaboró la estrategia comandando a un puñado de jugadores y/o participantes que eligió desde hace poco más de un mes.
En el transcurso del programa, irrumpió un chico que portaba en el pecho una etiqueta. Se leía "Uriel". Pues Uriel se apoderó de las cámaras y las sedujo de inmediato por sus refrescantes formas. Supo responder. Logró resolverle varias ecuaciones a Martino solventando así ausencias y negativas en su posición. Antuna aprovechó como nadie los minutos concedidos. A excepción del juego final donde le pesó la responsabilidad de ser iniciador y solucionador.
Luis Rodríguez y Jesús Gallardo son otros que se consolidaron en el naciente proceso del "Tata". Si mañana el técnico tuviera otro concurso, los tendría en mente. Le han llenado el ojo. Por ahora son inamovibles. También Edson Álvarez que es y será durante un buen rato, la pieza clave en el engranaje de Martino. Edson y el resto. A ese grado.
Mención especial para Jonathan dos Santos. Terminó por ganar la carrera parejera por la titularidad a Carlos Rodríguez. Otro digno competidor por el puesto. Martino puede estar tranquilo. Si las cosas con Herrera no se resuelven, tiene elementos para las pruebas venideras.
A Raúl Jiménez le vino de maravilla la Copa Oro. Despresurizó su cabeza. Se liberó de ciertas críticas que lo tenían maniatado. Se sintió cómodo y se reconcilió con el gol. Lo hizo volar de Inglaterra a Estados Unidos para que también le acompañara en esta aventura.
Pizarro al final fue el mejor, sólo al final. Si es constante tiene todo para ser parte del proceso.
Guardado y Ochoa trascendentales. Se necesitarán de aquí a Qatar.
Martino entre papelitos de colores tomó el premio. Un simbólico y gigantesco cheque con muchos ceros de credibilidad en el proyecto.
Apaguemos la televisión. A esperar el siguiente concurso.
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