La gloria no tiene precio
 
"Mi país no necesita dinero, necesita gloria. Y la gloria no tiene precio", fue la respuesta del presidente de Olimpia, Osvaldo Domínguez Dibb, a su similar de Boca Juniors, Alberto J. Armando, cuando éste le ofreció una jugosa cantidad para que en la Final de Vuelta de la Copa Libertadores 1979, en Buenos Aires, los xeneizes, que llegaban con desventaja de 2-0, vencieran sin inconvenientes a los paraguayos.

El torneo de mayor importancia a nivel de clubes en América mantenía una férrea hegemonía por equipos uruguayos, brasileños y argentinos, que se repartían los títulos desde la creación del certamen en 1960. De ahí la importancia para el conjunto guaraní de torcer la historia.

Futbol y patria no es lo mismo, ni se debería confundir, pero es innegable que la estirpe de una nación se puede traducir también en el comportamiento de una Selección o de un equipo que representa a su país.

De acuerdo a los historiadores, hace más de 150 años, una disputa hegemónica por la supremacía en la cuenca del Plata desencadenó una coalición entre Uruguay, Argentina y Brasil contra Paraguay, conocida como la "Guerra de la Triple Alianza". Pérdidas humanas, consecuencias económicas y territoriales, nuevos tratados entre los países... y aún prevalece aquella proeza de los guaraníes por combatir frente a un genocidio.

Afortunadamente, el futbol es sólo un juego y dista mucho de lo verdaderamente importante. En esa Final no habría vidas que lamentar, ni sangre, ni odios.

Únicamente era la oportunidad de reinar por primera vez en el futbol de América y demostrar nuevamente el honor y lucha con la que se puede competir y generar respeto. Sin intimidaciones ni ventajas.

Estoicamente contuvieron a los argentinos y el marcador no se movió. El club paraguayo irrumpió en el dominio de los tres países vecinos en el torneo continental.

A partir de ese día en La Bombonera, la frase de "La gloria no tiene precio" acompaña al pueblo olimpista para recordar su esencia deportiva.

 
 
EL DECANO DEL FUTBOL GUARANÍ
 
El Club Olimpia es el más ganador del futbol paraguayo con 44 títulos, su eterno rival, Cerro Porteño, es su más cercano perseguidor con 32.

La "O" no sólo manda en su país. Con 8 campeonatos es uno de los equipos sudamericanos con más títulos internacionales a nivel mundial y denominado el "Rey de Copas".

El Franjeado es tricampeón de América en la Copa Libertadores de 1979, 1990 y 2002. Una Copa Intercontinental (actualmente Mundial de Clubes) en 1979, dos Recopas Sudamericana en 1991 y 2003, una Supercopa Sudamericana en 1990 y una Copa Interamericana en 1980.

Sin ser favoritos en la mayoría de enfrentamientos, pero con un inconmensurable afán quijotesco.

La gloria no tiene precio.

 
 
DE PARAGUAYO A PARAGUAYO
 
Cuando el máximo exponente de la literatura paraguaya, Augusto Roa Bastos (1917-2005), requirió de una operación, el portero mundialista José Luis Chilavert cubrió los gastos anónimamente, tiempo después el escritor, periodista y guionista se enteró y le preguntó en guaraní: "¿por qué pagaste mi cuenta, vos no sos mi familiar?", a lo que 'Chila' respondió: "Usted es un orgullo para todos los paraguayos, yo me siento orgulloso de ser compatriota suyo. Usted es un Premio Cervantes y estando vivo es algo muy importante para todos los paraguayos".

 
 
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