Un torneo se hace primero importante y luego legendario a través de sus grandes enfrentamientos.

Y para tejer esa historia es necesaria la consistencia.

El torneo de Copa en México llegó a ser tradicional y muy importante en una lejana época en la que Zacatepec, Atlante y León eran equipos que solían tener grandes actuaciones en ella. En la década de los cincuenta consiguieron títulos importantes.

Sin embargo, el torneo sufrió varias interrupciones. Largas y fatales para su prestigio.

Por diferentes motivos, en el lapso de de 1976 a 2012 -36 años- se dejó de jugar en 27.

Rescatada en 2012, ha tenido que remar contra la corriente con diferentes formatos, premios -como clasificar a Libertadores- y limitantes -exigencia de alinear menores de 20 años como ahora- sin arraigar en el gusto de la afición.

Y no es que la Copa no sea atractiva.

Hay combinaciones muy buenas, visitas deseadas de equipos grandes a plazas de ascenso y angustia en muchas de sus definiciones por penales.

Pero hay equipos cuyo presupuesto se pone pálido cuando tiene que hacer, por ejemplo, un viaje de Oaxaca a Tijuana.

Le sucedió a los Alebrijes, que ya no pudieron resarcirse de ese costo porque fueron eliminados en penales por los Xolos -antes de ser éstos despedazados por el América el martes- y ya no tuvieron otro partido en casa para intentar alguna taquilla razonable.

Para que la Copa suceda, todo mundo aporta: los clubes, las televisoras que no recuperan costos de producción, la propia Liga para organizarla.

Tiene que ser así porque la factura de tantos años de ausencia requiere el esfuerzo de toda la familia futbolera, deseosa de recobrar la importancia que algún día tuvo.

En otros países es tan importante, que salva puestos y temporadas. En Inglaterra, por ejemplo, algún día le salvó el contrato a un tal Alex Ferguson que tras tres pésimas temporadas en el Manchester United, ganó la FA Cup de 1968-69 al Leicester por uno a cero y fue mantenido para luego lograr la historia que todos conocemos hoy.

En México no llega a tanto.

A Cruz Azul no se le cuentan entre sus años sin títulos los tres de Copa que ha sumado. A Pumas le hubiera encantado dejar un mejor sabor enfrentando en la Final un clásico contra el América, pero no pudo en Ciudad Juárez. Algo hubiera salvado si la ganara.

La Copa MX rescata hoy a jugadores que no debutarían y empeña con esfuerzo un mejor futuro.

Pese al refunfuño de varios entrenadores y clubes por diferentes razones, es un torneo que tiene razón de volver a ser...en cuanto se luche por encontrarle un mayor sentido.

Por lo pronto, Juárez y América pueden ofrecer una gran Final la próxima semana.

Eso ayudaría a seguir construyendo lo derrumbado
 
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