EL PUESTO QUE NADIE QUIERE...

A Rodrigo Ares de Parga le urgía cerrar la contratación de su vicepresidente deportivo para a echar a andar la maquinaria de los Pumas lo antes posible, ante la presión del rector Enrique Graue.

Dicen que por eso movió cielo, mar y tierra para contratar a Joaquín Beltrán, pero como les conté ayer, "El Capi" priorizó la estabilidad familiar y personal, a sabiendas de que en el cuadro universitario el título de directivo iba a ser una etiqueta porque simple y sencillamente no iba a tener ni voz ni voto con el patroncito que se iba a cargar.

Me cuenta mi Judas que uno de los teléfonos que también sonó fue nada menos que el de Luis García Postigo, hombre de casa y sumamente brillante a la hora de leer el futbol, pero quien está muy contento en su chamba como analista como para apostarlo todo a un proyecto sin un rumbo definido y que ya trae el agua hasta el pescuezo.

Así que en la búsqueda de referentes universitarios hoy el radar se sitúa en quien fuera un muy efectivo goleador y un excelso rematador de cabeza, además de quien fuera un mediocampista rocoso y que se sabía ubicar muy bien en la cancha.

Hablo nada más y nada menos que de Luis Flores Ocaranza y Miguel España, ambos mundialistas en México 1986.

Por lo pronto, los teléfonos suenan y suenan. A ver quién es el valiente que le entra al quite porque un cargo que hace algunos ayeres habría sido irrechazable hoy es una auténtica papa caliente.

 
 
UNA LANA... ¿PARA DESPERDICIARLA?

Hoy más que nunca cabe la frase: "Por eso están como está".

Carlos González está a la venta al mejor postor... y Cruz Azul alza la mano.

Desde hace tres semanas les adelanté que la escuadra del Pedregal era todo oídos para aquellos que se interesaran por el delantero paraguayo, uno de los pocos rescatables de un club que, sin duda, ha venido a menos en los últimos años.

Pues bien, me cuentan que es precisamente La Máquina quien está interesada en el futbolista, al grado de que ya se habría establecido el contacto entre los presidentes Guillermo Álvarez Cuevas y Rodrigo Ares de Parga.

La oferta que Cruz Azul pone en la mesa es nada menos que de 12 millones de dólares por el jugador, garantía de gol y que quizá no necesite mucho para dar mejores resultados que Martín Cauteruccio, que hace ya un ratote que vive en desgracia ahí sentadito en el banquillo de suplentes de Caixinha.

Una cantidad nada, pero naaada despreciable, sobre todo si se considera que Ares de Parga ha priorizado lo económico por encima de lo deportivo en el club.

Con ese dinero, los Pumas se compran dos jugadores y hasta les sobra, aunque conociendo como se manejan las cosas allá en el Pedregal son capaces de traerse un par de petardos y hacerle honor a ese dicho que reza "lo barato sale caro" y que en Pumas han sabido elevar a nivel de poesía.

 
 
EL REGRESO DE MACÍAS
 
El morbo que tienen muuuuchos aficionados de las Chivas por el juego de mañana ante León, no está enfocado solamente en ver si la poderosa Fiera les mete una goleada como la que le recetó al Atlas hace una semana.

Mucho del morbo de los fans rojiblancos está en ver qué actuación tendrá José Juan Macías, el joven goleador esmeralda muuuy por encima de lo que puedan hacer Ángel Mena, Joel Campbell, Luis Montes (el eterno sueño rojiblanco hoy ya de 32 años) y toda la artillería leonesa.

Por supuesto, mi carnalito "Jota-Jota" tiene sus propias expectativas de mostrarse ante el equipo y los ex compañeros que no le querían en el vestidor rojiblanco y que llegaron al límite de maltratármelo física y sicológicamente solo por ser atrevidón.

En las pesadillas de José Juan sobre su pasado en la Chivas hay un nombre particular, el capitán Jair Pereira, quien un día, en un episodio que nada tiene que ver con un mal sueño, lo mandó llorando al vestidor, pero del coraje por la exhibida que le dio delante de todos sus entonces compañeros.

Todo se dio en un entrenamiento a puerta cerrada del Rebaño. A Macías se le ocurrió conducir la pelota y además de hacerle un amague a Pereira, intentó tirarle un túnel, lo que provocó el enojo del experimentado zaguero, quien como no queriendo le dejó un rodillazo, al momento de decirle "ya, cabrón... no se pase".

Pero Macías, desafiando esas payasadas de las jerarquías y demás costumbritas sociales de los clubes, se envalentonó y le contestó "¿Cómo que ya?, si esto es futbol, o qué viejito, ¿no puedes?", lo que pooooor supuesto provocó el regaño en ese momento y la ley del hielo de varios que se cuadraron con Pereira.

Ahora que Macías enfrente a sus ex, está prevenido para patadas, codazos o para cualquier pellizco en el área que le den Jair o Hedgardo Marín, este último comisionado por Tomás Boy para hacerle un marcaje tipo "Picas" Becerril... hmmmm quiero verlo.

Antecedentes hay.

Por cierto, me contó mi Judas Rojiblanco que el papá de Macías mandó ver si podía comprar las entradas para un palco ubicado cerca, muuuy cerca de donde está el de la directiva de Chivas, para que cuando su muchacho anote gol, corra a festejárselo con todo el amor... a la familia.

No sean mal pensados.

 
 
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