No es cuestión de transparencia. El tema no pasa por ahí. Es de claridad. Podrían parecer palabras con el mismo significado pero, en términos prácticos, hay diferencia entre uno y otro. Y eso, es justamente lo que pasa con algunos asuntos del futbol mexicano que no tienen absoluta claridad.
El aficionado que asiste al estadio, que paga un boleto o el que a través de la televisión busca espectáculo en la cancha, no está del todo involucrado en los densos y complejos reglamentos de competencia (que ahí están, al alcance de todos y a unos cuantos clicks para poder revisarlos). La transparencia existe por completo. No hay nada escondido o algo que no se sepa. En dicho sentido, nuestro balompié está limpio.
Lo que falta es claridad. Una cosa es la información y otra muy distinta, son las líneas de comunicación adecuadas para explicarle al aficionado los datos duros de ciertas reglamentaciones de competencia de una manera más razonable. Los por qué y los cómo.
Mientras más claridad, menos margen de polémica, desinformación y por ende, de enojo e insatisfacción.
Las reglas se establecen desde un principio. Los clubes saben qué pueden hacer y qué no pueden hacer. Por ejemplo, si están certificados o no para subir de categoría.
Hoy existe enojo y hasta cierta rebelión en la Segunda División. Irapuato que ha tenido un torneo cercano a la perfección, no cuenta con la certificación para ascender a la Liga de Ascenso (una disculpa por la espantosa cacofonía y por sonar redundante, pero el mal logrado nombre "Liga de Ascenso" no permite otra alternativa).
Ni los más asombrosos logros deportivos ni los más relucientes números son suficientes para poder dar ese gigantesco paso que acerque nuevamente al Irapuato a la elite del futbol mexicano. No tienen certificación y así, es imposible consolidar el ascenso aún con un hipotético título en mano. Su afición - históricamente castigada - no lo concibe ni lo entiende. Volvemos al punto, falta de claridad.
Si desde un principio se aterriza mejor la información respecto al cuaderno de cumplimientos y exigencias que todo club debe aprobar para poder subir una categoría, la certeza sería mayor e ineludible y ya, con total claridad, quedaría en cada aficionado el apoyar o no determinado proyecto.
Comprendo a todo aquel que siente los colores de su equipo y de su ciudad. No debe ser nada sencillo entender que aún con todos los logros en la cancha, existan en el escritorio documentos que deben ganar ciertas batallas.
Pero entendamos que también es necesario cuidar la estructura financiera de cada equipo para evitar problemas a corto o mediano plazo.
No es un tema fácil de digerir. De ahí la responsabilidad de todos por hacer las cosas no sólo transparentes, sino más claras.
Twitter: @CARLOSLGUERRERO |