No, no es el título de una versión satirizada de la canción de sexo, pudor y lágrimas de Aleks Syntek. Mi intención fue resumir en tres palabras lo que sucedió en el debut de la Selección Mexicana en la Copa América.
La exageración de fuerza física bruta carente de idea y orden táctico vista en el México-Bolivia fue comparable con una pelea entre dos borrachos desnudos y con hachas en manos. Sé que se lee horrible, pero así fue el partido.
El jueves escuché al técnico mexicano decir que confiaba en su equipo, que traían los argumentos necesarios para ser campeones.
Creo que Miguel llevó muy en serio su rol de apoyador político y aprendió rápido, su discurso se escuchó muy alentador, pero su futbol fue todo lo contrario.
Mi predicción de que ese equipo no traía nada en el morral tras ver apenas 90 minutos se transformó en una cruda realidad.
Bolivia es la Selección más débil del torneo y lo mostró en el terreno de juego.
Aún así, no fuimos capaces de ganar, mejor dicho, no fuimos capaces de generar nada de futbol, y las pocas veces que México se acercó al área con peligro, los nuestros evidenciaron ineficiencia ofensiva.
Imaginen de lo que estoy hablando: cero creatividad en la media cancha y fallos en la definición. Y todavía falta ver qué es lo que trae la defensa del Tri, ya que Bolivia sólo la exigió un par de veces.
Apenas van 95 minutos disputados y el Tricolor del "Piojo" ya se complicó la vida en esta Copa América, porque no creo que Chile o Ecuador, sus rivales fuertes del grupo, pierdan puntos frente a un equipo tan malo como Bolivia.
Señores, es difícil ocultar la realidad o buscar positivismo cuando lo que tenemos enfrente son los contundentes y paupérrimos argumentos dejados en los amistosos disputados y ayer frente a los bolivianos.
Me parece que el optimismo desmesurado del Sr. Herrera deberá cambiar radicalmente, de buscar ser campeón a tratar de evitar otro ridículo como el de hace cuatro años en Argentina, cuando fuimos eliminados en Fase de Grupos con tres derrotas y sólo un gol anotado.
Mejorar aquello no debería ser complicado, pero mientras este representativo mexicano no entienda que el futbol se juega con una gran dosis de inteligencia además de jugarse con los pies, se quedará en las mismas.
A como los vi ayer, parece imposible evitar otro fracaso.
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