Luego de tres jornadas perfectamente jugadas por León y conociendo el tremendo potencial de Tigres me pareció muy fácil imaginar que éste sería un muy buen partido.

Pero lo que ayer quedó de manifiesto, sobre todo en los primeros 45 minutos sobre el césped del Estadio Universitario, fue la prueba que cuando dos equipos salen a buscar la victoria sin temor a la derrota cualquier expectativa puede ser superada.

También queda claro que vimos el enfrentamiento de dos fuertes candidatos al título de nuestra liga y pese a la derrota el Leon dejó evidencias de que trae argumentos muy interesantes.

En el arranque de las acciones, el equipo de Ferretti se mostraba como un verdadero felino defendiendo su territorio, rápidamente buscó el arco rival, se adueñó del balón y de la media cancha y logró un gol tempranero que más que asustar al rival lo despertó.

El León reaccionó rápido luego de recibir el gol de Gignac y decidió salir a los trancazos al tú por tú con unos atinados Tigres y un inspiradísimo André-Pierre, y les salió caro tamaño atrevimiento a los Esmeraldas, pero fueron fieles a su estilo y debo admitir que les agradezco eso.

Sabedor de que es imposible mantener tal intensidad durante 90 minutos y que su rival tendría que hacer el gasto físico para regresar al partido, los Tigres mostraron su cara de buen administrador, corriendo pocos riesgos defensivos sin desbocarse al ataque.

Inteligentemente lograron colocar en la congeladora los restos del León y sin meter a fondo al acelerador generaron dos o tres opciones de gol, pero no contaron con la misma contundencia del primer tiempo.

Al digno rival que tuvieron en frente sólo le quedó reconocer la superioridad de los Tigres, que dio su mejor presentación en lo que va del torneo, elevando en mucho el nivel que había mostrado en el arranque.

Por supuesto que yo cometería una tremenda injusticia al no reconocer el trabajo y el triplete de Gignac, quien transformó en realidad el sueño de todos los delanteros.

El campeón está de vuelta.

 
RESULTADO ACORDE AL FUNCIONAMIENTO
 
Pronostiqué la derrota del Monterrey con la esperanza de equivocarme, pero al verlo jugar no merecía otra cosa.

Los Rayados fueron superados en todas las líneas por el Pachuca, que tuvo en Jonathan Orozco una muralla impenetrable en el primer tiempo y un cómplice en el segundo.

Por cierto, esa defensiva rayada me pareció conocida, así como su ataque, que sigue mostrando que si logra mantener el cero en su portería ganará muchos partidos.

Perdieron el invicto y espero no pierdan la cabeza.

 
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