Los arranques del "Jefe Boy" están de vuelta, y las consecuencias también. Hoy, Tomás no estará en el banquillo de Chivas cuando enfrenten al Puebla.
Tomás llegó al Rebaño no sólo para aportar conocimientos, sino para inyectar lo que parecieron perder con Cardozo: espíritu. Pero hay peligro cuando se confunde el transmitir empuje, corazón y hambre de triunfo con arrebatos, exaltación y pérdida del control.
La sanción se cumplirá, pero implica más cosas. Al final del duelo ante Puebla quedarán en el aire 3 ideas ligadas al DT: Si Chivas pierde, "le habrá faltado la dirección de Boy"; si gana, "se nota que jugó sin tanta presión de Boy"; si empata, "Chivas suma, pero no convence plan de Boy".
La situación del Rebaño no es sencilla: muchos extrañan a Almey-da, otros condenan a Cardozo y la gran mayoría no se explica cómo llegó Tomás. Aunque el triunfo ante Tigres es una bocanada de aire, aún faltan 15 jornadas.
En esta transferencia de reputación y personalidad que existe de los técnicos a sus jugadores, vale la pena reflexionar qué le aporta Boy al proyecto de Amaury Vergara.
Chivas necesita un DT en la banca, no en la grada; necesita alguien que le grite a sus jugadores, no a los contrarios; necesita un "Jefe" que sea líder, no que grite ser el "número uno" sin serlo aún.
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