El futbol, como la vida, es de momentos, fracasos y revanchas. Giovani dos Santos, refuerzo del América busca consolidación, 14 años después de su brillantísimo surgimiento.
Cierra los ojos y vuelve al 2005.
¿Dónde estabas cuando escuchaste de la generación de Vela y Gio? ¿Qué te provocó su futbol? Yo, con 16 años quedé maravillado con el juego del virtuoso 10. Su futbol rendía poesía. Era jefe. Tocaba y orquestaba. Un exquisito. En días donde Ronaldinho controlaba la élite, irrumpió un prodigio llamado Giovani, campeón del mundo.
¿Después? Poco. Navegó en el torbellino de los placeres y fue en picada, no sin algunas historias donde fue protagonista capaz de ganar el oro en los Juegos Olímpicos del 2012, o de "firmar" goles que todavía suenan frente a Estados Unidos u Holanda.
Gio es talento. Ese no se borra. Recuerdo cómo un diario español lo llamó "EL FUTURO", y en un recuadrito de la portada, apenas visible, se asomaba un tal Messi.
Volvemos a la vida y a la pelota. Tarde o temprano a todos nos llega una nueva oportunidad. Es ley. Para Giovani es ahora. El equipo más grande y ganador del futbol mexicano le ha confiado su número 10, buscando que el prodigio resurja y se consolide.
Que así sea.
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