Muy extraño, pero la Selección femenil de los Estados Unidos ha sido fuertemente criticada tras ganar 13-0 a Tailandia en el Mundial de Francia... la victoria más holgada en la historia de las Copas del Mundo. La razón: celebraciones excesivas (en opinión de un sector) una vez que la goleada se volvió aplastante.

Resulta sorpresivo que, tras el triunfo, se habló más de las celebraciones que del récord. Y es que, en efecto, el respeto al juego, al público y al rival son ingredientes necesarios en toda competencia y en cada victoria. Sin embargo, el respeto no se mide tan fácilmente como las anotaciones, por lo que vale la pena profundizar un poco en el tema.

En el futbol femenil todavía se aprecia una enorme brecha entre las diferentes selecciones. Existen actualmente 155 asociaciones registradas ante la FIFA (en futbol varonil son 211), y la evidencia queda manifiesta cuando la número 1 en el ranking mundial (Estados Unidos) vence por 13 goles de diferencia a la número 34 (Tailandia) en una Copa del Mundo... sí, en el máximo evento al que aspira un(a) futbolista, con todo el esfuerzo y sacrificio que eso representa.

Observo las distintas celebraciones de las futbolistas americanas tras los 10 goles del segundo tiempo, y en ninguna veo burla ni ofensas hacia el rival. Quizá parecen raros los festejos tan eufóricos una vez que el marcador era tan amplio, pero al final de cuentas las propias jugadoras tienen un sólido argumento irrefutable: "es una Copa del Mundo, es el evento donde toda la vida soñamos estar y nadie nos asegura que habrá una próxima vez". Se trata de un gol en el Mundial, así se simple.

Se habla de deportivismo y se habla de consideración... incluso de piedad. En algunos deportes juveniles de los Estados Unidos existe el "mercy rule" (regla de piedad) que finaliza el juego cuando, por ejemplo, en beisbol, la diferencia es de 10 carreras luego de 4 innings. Quienes pedían piedad para las tailandesas pedían también que dejen escapar la oportunidad de aprender y, por lo tanto, de crecer. Es duro, claro que es duro ser vapuleado, pero el mayor respeto que pudieron tener las poderosas norteamericanas fue insistir y ser contundentes hasta el último minuto. Las estadísticas indican que tuvieron 39 llegadas y 21 disparos a portería, con un 75% de posesión. Tailandia llegó dos veces y en algo llamativo: únicamente se mostró una tarjeta amarilla.

Pocos días antes Noruega le anotó 12 goles a Honduras en la Copa del Mundo varonil Sub 20 de Polonia. En ese encuentro Erling Haaland anotó nueve goles e impuso un récord y, hasta donde yo observo, cada uno de ellos le llenó de gusto a su manera. De igual forma, Alex Morgan anotó cinco, impuso también un récord y celebró como celebra cada gol.

El futbol está lleno de paradojas: en el segundo partido de la Copa del Mundo, Tailandia perdía 4-0 ante Suecia, pero en una jugada individual Sung Ngoen anotó cerca del final. Tras 17 goles en contra llegó la anotación a favor y en la banca brotaron las lágrimas, algo tan contradictorio como ser criticado por golear y respetar el espíritu de la competencia.

 
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